Los hechos ocurrieron entre 2013 y 2022 en una casa de San Francisco Solano. El sujeto amenazaba con lastimar a sus padres si contaban lo que ocurría. Pero gracias a una clase de Educación Sexual Integral (ESI) en la escuela, una de las damnificadas reveló el calvario que venían afrontando.
Luego de muchísimos años de angustia, un sujeto fue condenado a 16 años de prisión por haber abusado sexualmente de sus tres sobrinas menores de edad en su vivienda de San Francisco Solano, en tanto que dejó secuelas serias en ellas, quienes ahora temen salir de su casa, relacionarse con otras personas o tienen dificultades para demostrar sus emociones, mientras que se aprovechaba cuando las dejaban a su cuidado y amenazaba con lastimar a sus padres en caso de que las víctimas hablaran.
La violencia intrafamiliar es muy grave, pero más aún cuando hay conductas que exceden los límites corporales. Estas pequeñas fueron sometidas durante nueve años, en los cuales se vieron privadas de hablar con los mayores y contar lo que estaba sucediendo. Padecieron una y otra vez los abusos de su tío, quien actuó con total impunidad. Pero gracias a una clase de Educación Sexual Integral (ESI) en la escuela, una de las damnificadas confesó todo y puso a su agresor en aprietos.
Ocurrió en una vivienda situada en la mencionada localidad quilmeña, entre 2013 y 2022, cuando Angel R. recibía a sus tres sobrinas, de 16, 13 y 7 años de edad. En los momentos de soledad, se aprovechaba de ellas y las llevaba a su dormitorio, donde cometía los vejámenes. Esto es algo que tuvieron en cuenta los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) número 2, Pablo Pereyra, Rodrigo Bagini y Félix Roumieu, a la hora de establecer el monto de la condena por unanimidad.
Entre los agravantes de la causa, está “el aprovechamiento de la confianza que a través del rol de tío ocupaba en la vida de las víctimas; ya que las madres de las víctimas confiaban al tratarse de ser el padrino de una de ellas”, como así también “la imposibilidad de las niñas frente al ataque de su agresor como el daño reiterado y la imposibilidad de una de las víctimas de llorar, como de relacionarse con pares y transitar crisis emocionales que le impiden salir de la vivienda”.
Las secuelas fueron también analizadas en la Cámara Gesell, que fue clave para poder indicar la culpabilidad del sujeto, quien deberá pasar los próximos 16 años de su vida tras las rejas por el delito de “abuso sexual con acceso carnal reiterado en concurso con abuso sexual simple en concurso con abuso sexual simple reiterado”.