El Albirrojo volvió a desperdiciar una ventaja inicial y cayó 2 a 1 frente al Funebrero. Acumula 19 partidos sin ganar y se hunde en el fondo de la tabla. La situación es cada vez más alarmante en Escalada.
Talleres no puede salir del pozo. Como en Casares ante Agropecuario, esta vez le tocó sufrir la misma historia en San Martín. Ganaba desde el arranque, se lo empataron justo antes del descanso y terminó perdiendo en el complemento ante un Chacarita que, aún envuelto en su propio clima de tensión, encontró la forma de dar vuelta el partido. Con esta nueva caída, el equipo de Vivaldo suma 19 fechas sin triunfos y la amenaza del descenso ya no es sólo un temor: es una posibilidad concreta.
El partido arrancó favorable para el Albirrojo casi sin proponérselo. A los pocos minutos, Gabriel Rocha recogió una pelota suelta tras un rechazo y probó desde afuera. El remate desviado en Agustín Quiroga descolocó por completo a Nicolás Avellaneda y se transformó en el 1 a 0. Era todo ganancia para el conjunto del Sur, que encima se encontraba con un rival lleno de nervios y reproches desde la tribuna.
La impaciencia de los hinchas del Funebrero, disconformes con el equipo y con Juan Manuel Azconzábal, generó un contexto propicio para Talleres, que durante un buen tramo del primer tiempo logró contener sin sufrir y hasta aprovechó el apuro del local para intentar algún avance aislado.
Con el correr de los minutos, sin embargo, Talleres fue retrocediendo cada vez más. Por decisión táctica y por empuje de Chacarita, se fue metiendo muy cerca de su arco. El árbitro anuló lo que hubiera sido el segundo del visitante: un buen cabezazo de Nicolás Malvacio que fue invalidado por un supuesto agarrón previo. Y en la contra, el castigo fue inmediato: desajuste defensivo y empate de Santiago Apa antes del entretiempo.
Ya en el segundo tiempo, Chacarita salió con otra actitud. El ingreso de Maximiliano Meléndez le dio mayor agresividad en ataque y fue desbordando a una defensa visitante que ya mostraba señales de agotamiento. A esa altura, el dominio era claro y el segundo gol parecía al caer.
Lo tuvo Quiroga con un cabezazo apenas desviado. También Misael Jaime con un fuerte disparo que obligó a una gran atajada de Tello. Pero en la siguiente, no falló: Tomás Ortiz buscó a Rivero con un pase filtrado, el balón lo sobró y por detrás apareció Jaime, solo, para definir de derecha y poner el 2 a 1.
Talleres reaccionó más por orgullo que por juego. Tuvo alguna chance aislada, con un remate lejano de Leonel Barrios y otro intento de Franco Pulicastro, pero no alcanzó. La sensación era la misma de los últimos partidos: más allá de la actitud, al equipo le falta jerarquía, solidez y, sobre todo, resultados.
Con esta nueva derrota, Talleres sigue en el fondo de la Zona B y ve cada vez más lejos la permanencia. El tiempo se acorta y la racha sin victorias se agranda. Son 19 partidos sin sumar de a tres. Más claro, imposible.
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