Ojalá algún día llegue a ser un showman de la televisión argentina”, se entusiasma Santiago del Moro en el contexto de lo que podría llamarse su debut en la selección argentina de la televisión. Porque por primera vez sale a jugar para el canal líder, para la productora líder y para uno de los programas más promocionados del verano: Soñando por Bailar 2, la nueva apuesta de El Trece, producida por Ideas del Sur y que comenzó ayer.
Del Moro tiene de aquí en más un doble desafío: mantener su estilo tan particular que le permitió crecer en los últimos años como un conductor diferente a todos, y a su vez amoldarse a los códigos ya instalados de la productora de Marcelo Tinelli. “Yo soy una persona muy simple, yo hago mi trabajo y me voy a mi casa. No vengo a ser famoso acá”, asegura quien además lidera su horario en la radio (Terapia Despareja, por Pop Radio, junto a Analía Franchín).
Pero sabe que a partir de ahora todo puede cambiar y que se pueden desencadenar un sinfín de oportunidades diferentes que tal vez no estaban en sus planes. “No es demagogia, es simplemente trabajo -se ataja-. Me parece que cuando uno no se deja condicionar por el contexto, hace mucho mejor lo que tiene que hacer. Jugar en la productora número 1 está buenísimo, pero se merece el mismo respeto que el programa que hacía en el cable”.
¿Te sorprendió que te convocaran para conducir Soñando por Bailar 2?
-Lo que pasa es que lo mío siempre fue tan lento que las cosas se fueron dando paulatinamente y siempre con pasos firmes he llegado a tener los trabajos que he querido o soñado. Si uno labura y hace las cosas bien, espera que le lleguen las propuestas.
¿Habías visto el programa el año pasado?
-Sí, lo había visto y era la televisión que a mí desde chico me gustaba, la que tiene que ver con el show.
¿Qué relación tenés con Viviana Canosa, con quien competís a la tarde y a quien reemplazás en la conducción del reality?
-Yo con Viviana tengo la mejor. Me parece que es una excelente conductora, que lo hizo muy bien. Y creo que muchos premios deberían reconocerla porque a veces premian a conductoras que están bajo su nivel.
¿Qué pensás que le podés aportar de nuevo al programa?
-Creo que lo que yo le aporté a la televisión fue mi estilo, que te puede gustar o no. Me parece que el valor agregado que tengo es el de haber hecho siempre mi camino. No soy un conductor que se parece a...
Decís que la fama no te interesa. Eso, en un contexto de una productora donde los conductores y los productores son estrellas y donde hasta sus mujeres bailan, ¿no es una contradicción?
-Cuando empecé a trabajar en esto me dí cuenta al toque que lo mío no pasaba por querer ser famoso. Uno cuando entra en la televisión lo primero que te pasa es como cholulearte con tu imagen y entrar a un boliche gratis o levantarte una minita. Eso es como el cliché de la fama. Lo mío pasaba por el tema de la vocación. La gente por ahí me veía tan improvisado o tan tiro al aire frente a una cámara pero detrás de eso había un pibe que se preocupaba por crecer día a día y se lo tomaba seriamente esto. De hecho, desde que empecé a trabajar, no falté nunca a un programa. Yo he hecho programas con 40 grados de fiebre, vomitando en los cortes, con diarrea, y yo siempre he estado históricamente paradito ahí haciendo lo que tenía que hacer.
¿Dejarías tu perfil bajo por ese nivel de compromiso con tu trabajo?
-Lo que pasa es que yo soy como un conductor invitado a esta casa, a esta productora número 1, a hacer ese show. No sé si pertenezco todavía a esta familia. Pero yo nunca me sentí desde ese lugar con ganas de exponerme, nunca me expuse. De hecho, yo nunca mostré a mi mujer ni a mi hija por decisión propia y por respeto a la persona que yo tenía al lado también.
¿Pero bailarías por un sueño?
-No, de hecho me lo propusieron hace tiempo y me da pudor. Yo soy como el dueño del show, no me divierte estar del otro lado. Hoy no me divierte, mañana no sé.
O sea que nunca te planteaste que por ahí no encajaba tu estilo con este proyecto...
-No, porque mi estilo de conducción tiene mucho que ver con Ideas del Sur.
¿Qué puntos en común sentís que tenés con Marcelo Tinelli?
-A lo mejor son muchos y son pocos al mismo tiempo. Los dos venimos como de lugares parecidos, de hecho mi pueblo debe estar a 120 km. del de él -nació en Tres Algarrobos-. Pero él pertenece a otro momento de la televisión. El vivió el 1 a 1, el dólar, la época en la que se podían traer las figuras de afuera. Yo empecé en la televisión del patacón y me formé desde la carencia. Yo a mi programa lo tuve casi al final de 2001, cuando se cayó la Argentina, y hacía el programa colgado del mostrador dentro del canal. Siempre trabajé desde ahí, desde el cartón pintado. Yo nunca tuve nada.
¿Sentís que éste es tu año en lo laboral?
-Espero que sea el próximo.
Pero hasta ahora es el más importante, ¿no?
-Sí, fue un año de cosechar lo que yo había sembrado.