Pese a sus problemas físicos, el ex arquero de las divisiones formativas de Quilmes, Berazategui o Defensa y Justicia, se destaca en Don Bosco.
A sus 36 años, Pablo Muñoz continúa con la sana costumbre de evitar goles como lo hizo toda su vida. Ya no lo hace en las divisiones formativas de Quilmes, Berazategui o Defensa y Justicia, como cuando era adolescente, pero hoy se para debajo de los tres palos para custodiar el arco de Sealed Air, equipo que participa en el Torneo de Veteranos mayores de 35 años de Organización Don Bosco.
Para expresar por qué continúa ligado al fútbol, el guardameta remarcó: "Esta es mi pasión, tengo rotas las rodillas y sigo jugando. Me rompí los ligamentos, me operó (el renombrado doctor Jorge) Batista y quedé bien. Sigo jugando, pero es más como un hobby", argumentó.
De todos modos, a pesar de su molestia, aseguró: "A veces el físico te pasa factura. Somos mayores de 35 y cada dos por tres nos molesta algo. Más teniendo en cuenta que todos trabajamos y no podemos entrenar".
En tanto, el portero de Sealed Air, un conjunto que representa a la fábrica que lleva ese nombre, explicó: "Somos todos trabajadores de la empresa que vamos a hacer el deporte porque nos gusta". Y sobre los conflictos que pueden darse durante le partido, indicó: "Te seguís enojando, pero queda todo ahí. Más que una cargada el lunes en el laburo no pasa", añadió.
Asimismo, contó que el equipo es ya una tradición: "Desde que entré a la fábrica, hace 12 años, ya se jugaba. Iban variando los técnicos pero estamos hace mucho tiempo". Al respecto, advirtió: "El problema es que como trabajamos los fines de semana, todos van rotando. No podemos tener un equipo fijo. Por las lesiones hubo domingos que no llegamos a completar", se lamentó.
Inferiores Al repasar su carrera, que terminó antes de poder convertirse en un profesional, Muñoz señaló: "Hice inferiores en Quilmes, de ahí me fui a Berazategui donde estuve dos años y después otros dos en Defensa y Justicia. Luego, por cosas de la vida, tuve que seguir estudiando, mi papá no me dejó dejar el secundario y tuve que abandonar".
De todos modos, recordó algunas de las personalidades con las que compartió el verde césped: "Jugué con (Adrián) Giampietri, que era un año más chico. También con Damián Muñoz, que jugó en Bera. Además, me acuerdo de haber tenido de técnico a Zabala en Quilmes", rememoró. Club de barrio Por otra parte, el veterano comentó que tiene un proyecto en su rol de padre: un club llamado Nuevo Ferro, ubicado en Santa Fe al 1800, Ezpeleta: "Tengo categorías 2005 y estoy como tesorero también. Somos todos papás y se hace todo muy a pulmón con donaciones y cosas que se van consiguiendo con rifas", resaltó.
En ese sentido, aclaró: "No tenemos ningún fin de lucro, sino que es para sacar a los chicos de las calles porque cada vez hay menos canchas". Por eso, instó a la gente que esté interesada en colaborar: "Cualquier donación será aceptada por la gente del club, que los vecinos no duden en acercarse".
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