Hoy, con varios años más, trato de que el niño interior no me abandone y sin llegar a ponerme mal, me esfuerzo por disfrutar esos mágicos 90 minutos, porque al final de cuenta, lo que pasa en la cancha aún hoy sigue siendo lo más hermoso que tiene este deporte que tanto amamos.
Es difícil describir con palabras lo que se siente al entrar al "Cilindro"; es una mezcla de emoción y nervios que te agarran cuando subís las escaleras y de repente, como una postal, ves a la gente cantando, las banderas y ese impecable campo de juego.
Con Racing no importa el resultado, tampoco si sale campeón: los hinchas de Racing siempre estamos, siempre vamos y nunca dejaremos de ilusionarnos.
Ser de Racing es distinto. Los de Racing tenemos buena onda. Si nos cruzamos con otro hincha, hay algo no dicho que une y que hace que nos entendamos tan solo con una mirada.
Sólo aquel que es fanático de La Academia conoce lo que sentimos.
Lo nuestro es ideológico, como la política, una forma de vida que va más allá del presente; es una sensación que recuerda el pasado y que mira con esperanza al futuro.
¡Vamos Racing! Felices 65 años, Cilindro, y muchos más para todo el pueblo Racinguista.