La altura de los caballos, como en los demás cuadrúpedos, se mide hasta la cruz, es decir el punto donde se une el cuello con la espalda en el caballo. Se elige como referencia este punto por ser una altura estable que no puede subir o bajar como la cabeza o el cuello.
El tamaño de los caballos varía considerablemente entre las distintas razas, y también influye por la nutrición. Según su porte las razas de caballo suelen dividirse en tres grupos: pesados o de tiro; ligeros o de silla; ponis o razas miniaturas.
Los caballos llegan a la madurez sexual a los 4 años y el período de gestación dura alrededor de 11 meses, tras los cuales la hembra da a luz a una única cría. Puede presentarse, pero rara vez, el nacimiento de caballos “gemelos” o partos de 3 o más potrillos, pero esto se produce en mayor medida con yeguas de avanzada edad.
Su pelaje aísla el cuerpo del caballo de las temperaturas extremas y de los efectos de los elementos. Lo protege del agua y su textura varía según los genes y hábitat del equino.
Por ejemplo, las razas que evolucionaron en regiones frías, con frecuencia tienen pelo muy resistente al agua, con una capa interior suave que sirve de aislante adicional. Junto a las categorías de colores hay diferentes sombras y variedades en el color del pelaje del animal. Las manchas blancas se presentan en un 90%, o de cualquier otro color que no tienen posición fija pudiendo aparecer en cualquier región del cuero.
De acuerdo al aspecto general del pelaje se los conoce como Tapado cuando es íntegramente de un color, tanto su manto, crin y cola y se los denomina Oscuro o Alazán.
Cubierto, es cuando presenta distintos colores y se lo conoce como Zaino o Colorado. Dorado, cuando las puntas del pelo son de color igual al oro y se lo llama Doradillo o Tostado. En tanto que cuando las puntas del pelo del manto tienen color oscuro, son ahumados y se los llama Lobuno, y por último, los Tinto son de pelaje de color muy intenso y se los llama Oscuro o Tostado.
También se los identifica por el color de la cara: Cara mora: color gris (Moro, Tordillo). Cara ahumada: más oscura que el manto (Lobuno, Zebruno). Cara negra: se oscurece más de lo normal (Moro, Zebruno, Lobuno). Cara clara: aparece más clara de lo que dice su ley (Tordillo). Cara de mula: cuando hay aclaración en la zona de labios y ollares (Pangaré).
Como en cualquier actividad que involucra hombre y animal, la imposición no basta. Se necesita compatibilizar la inteligencia equina con la humana, que ambos se entiendan como un solo ser a través del cuerpo y las señas. Existe un verdadero lenguaje que permite comunicarse y entender al caballo. Se trata de Equs, un sistema de señas que el vaquero norteamericano aprendió de los indios Chickasaw, y que posteriormente domadores expertos sistematizaron por áreas de conducta.
Para entender el lenguaje equino se toman en consideración tres tipos de señas: las posturas corporales, que abarcan los movimientos de cabeza, incluidos ojos, labios y orejas; la cola y los sonidos. Las orejas transmiten pensamientos, la cola estados de ánimo y el cuerpo intenciones; todas señales que se interpretan en el contexto de la edad, sexo, raza y hábitat. Facilita el aprendizaje observar el comportamiento comunicativo entre pares: cómo responde, quiénes se comunican. Según indica en su estudio el domador Monty Roberts, en el cuerpo están las expresiones y en los sonidos, ciertos énfasis.