En diálogo con El Quilmeño, Mercedes habló sobre los acontecimientos que sucedieron luego de integrar el reality conducido por Mariano Peluffo, el nacimiento de su amor por lo culinario y sobre las enseñanzas que le transmitieron los cocineros más prestigiosos del país.
La vida cotidiana de Mercedes, que tiene un local de ropa propio, tuvo un cambio profundo como le sucedió en la relación con sus hijos. Sus hijos mayores, de 14 y 6 años, se acostumbraron a ver a su madre en el programa y los mellizos de 3 le decían 'Mamá estás en la tele'. Justamente su hijo de 6 se preocupaba cuando la quilmeña era regañada por alguno de los jurados. 'El siempre me decía, ¿mamá por qué te retan, por qué te gritan?. Lo disfrutaron un montón, me escribieron los compañeritos de ellos, me pedían autógrafos. El día de mañana van a valorar mucho esta etapa que yo viví en el programa', indicó.
En cuanto al hecho de ser una quilmeña que representó a su ciudad en Masterchef, confesó que "'mucha gente que viene al negocio me dice 'ay te conozco de algún lado' o quieren que les cocine. Tengo muchísimos clientes que me han felicitado por llegar a la final del programa, de a poco me estoy adaptando a esto de sacarme fotos, firmar autógrafos".
"Representar a mi ciudad en Masterchef fue un verdadero orgullo, es muy tierno que te digan cosas lindas por la calle, apoyándote y felicitándote", añadió.
"La experiencia que me llevé fue muy linda. No entré con ninguna expectativa por lo que haber llegado a donde llegué fue como un triunfo, sentí que gané, de alguna manera. Yo entré para divertirme, para tener una experiencia nueva y terminé llegando a la final", explicó la mujer.
Mercedes ganó una beca para estudiar en la prestigiosa academia Mausi Sebess, lo cual la llena de orgullo: "Me encanta la idea. El día que me fui del concurso tomé conciencia de que tenía que estudiar. Porque a uno le puede gustar mucho la cocina pero si no estudiás, no incorporás nunca más conocimiento. Sí o sí hay que aprender. Para mi es una alegría ir a Mausi Sebess, y lo voy a hacer porque me gusta".
Raíces
Los orígenes culinarios de Mercedes afloraron cuando ella tenía ocho años y le ayudaba a su abuela en la cocina, en la comida árabe, ya que los Elaskar son descendientes de esa colectividad: 'Yo me la pasaba todo el día cocinando con ella los sábados. Ahí empieza mi amor con la cocina. Mis padres siempre me dejaron hacer y aprender de ella. Viene un poco de familia, de hecho tengo dos hermanos y a los dos les gusta cocinar. Es un gen que llevamos en la sangre', admitió.
Al tiempo, en la familia también trabajan entre telas y tijeras, porque su papá Roberto es el dueño, desde hace 50 años, de la sastrería más reconocida de Quilmes y Mercedes, a la par de sus dotes en la cocina, le da una mano a su familia en el negocio: "Mi abuela tenía telares y mi papá ya tiene casi medio siglo con la sastrería, y nosotros , sus hijos, seguimos con el legado. No reniego de eso porque es una actividad que me gusta, a la par de la cocina. De hecho me encargué del catering para la reinauguración del negocio, en Videla 256, entre Brown y Alvear".