El mejor basquetbolista argentino de la historia le puso punto final a su historia con la Selección argentina tras caer ante Estados Unidos en los Juegos de Río 2016. "No tienen nada que agradecerme", dijo, y se llevó la última pelota.
Faltaba nada, un minuto y un puñado de segundos, que en básquet puede ser un montón, pero no si perdés por más de 20 puntos ante Estados Unidos. Faltaba nada, entonces, y Sergio Hernández decidió sacar a Manu Ginóbili. Los argentinos presentes en el Carioca 1 de Río de Janeiro lloraban, gritaban, agradecían, aplaudían, temblaban, vibraban. Era la despedida del mejor basquetbolista argentino de la historia. Ya no habrá más Manu en la Selección. Ya no hay más Generación Dorada.
Ya con esas lágrimas escondidas, que no pudo contener tras el pitazo final, el abrazo de sus compañeros y el comisario del partido que le acercó la última pelota para que la atesore por siempre, se acercó al área de prensa y escuchó un "gracias" de un periodista.
"Fue un placer. No tienen nada que agradecerme --respondió--. la pasé muy bien, fueron años espectaculares, experiencias increíbles, y lo hice con mucho gusto. Fue un enorme placer", aseguró.
"Esto para mí fue como un suplementario. No pensé que lo iba a jugar... Y acá estuve". Además, "denunció" con una sonrisa un complot: "Mi idea era pasar lo mas desapercibido posible y que si tenía que hablar, o emocionarme, que todo pase en el vestuario. Pero todos conspiraron contra eso, Hernández al sacarme, el comisario al darme la pelota...".
"Este partido tiene otro sabor, igual que el primero. Traté de atesorar cada momento, pero sabemos cómo es, pasa y no se lo puede hacer pasar más lento", explicó.