Una persona “de buena onda” es alguien positivo, aunque no debe confundirse con la alegría. El positivismo no es la puerta de la felicidad, pero proporciona paz interior y una mejor visión para resolver los problemas de la vida, además de iluminar a quien lo practica.
Cuando ocurre una desgracia, por ejemplo, la persona optimista estará triste, pero no desesperada. El optimismo vence al desaliento y al abandono que siempre oscurecen la personalidad. Aparte de esto proporciona al organismo ventajas para la salud, que otras personas no tienen.
Existen dos tipos de personas: las que conían en sí mismas y en las demás y las personas desconfiadas. Las primeras son normalmente agradables, serenas, con las que se puede estar y conversar y que caen bien a los demás, poseen una bella personalidad, independientemente de su aspecto físico.
Se dice que el optimista vive más Las personas optimistas disfrutarían, según algunos estudios, de una vida más larga que las que tienen una mirada más oscura del futuro. Investigadores hallaron que en casi 7.000 adultos estudiados desde sus años de la adolescencia en la década del 60, los que eran optimistas en la juventud tenían menos riesgo de morir en los siguientes 40 años que sus pares pesimistas.
De acuerdo a la doctora Beverley Brummett del Centro Médico de Carolina del Norte (EE.UU.) , los optimistas son menos propensos a sufrir depresión que los pesimistas, condición que a su vez podría afectar la salud física.
También podrían mantener un estilo de vida más saludable al prestarle más atención al ejercicio y la alimentación.
Las personas que toman en la vida una actitud optimista gozan de mejor salud en general, sobre todo de una buena salud cardiovascular, ya que se ha comprobado que generan menos cortisol en su organismo.
Menos problemas de depresión. El optimismo mejora la salud y la mente también influye en la salud física y el bienestar del cuerpo. Estudios demuestran que hay una relación entre la proclividad de enfermarse y el estado de ánimo y la actitud de ver las cosas, por lo que siendo optimista se pueden evitar y curar enfermedades.
Sin depresión. Los optimistas también tienden a tener menos problemas de depresión porque ven la vida de forma positiva, y por lo tanto, la estiman y aprovechan al máximo. Una actitud positivista , además, suele brindar mayores posibilidades en la vida y, especialmente en el trabajo porque quien debe seleccionar candidatos para cubrir puestos determinados toma muy en cuenta, además del currículum, la actitud del entrevistado y si este tiene una actitud de buena onda, positiva , hacia adelante, avanzará muchos puestos porque el positivista siempre irá hacia adelante, tratará de solucionar problemas y se hará cargo de las situaciones.
Los tipo positivos y optimistas crean buenos climas de trabajo colaboran con el resto de sus compañeros y aportan ideas. Todo esto, a la hora de decidir es fundamental y contará con el visto bueno de sus superiores.
Cuando un optimista encara un trabajo lo hace pensando en todo lo bueno que va a encontrar en él, no lo sentirá como una carga y no son pocos aquellos que lo consideran una bendición.
Tips: Un estudio con adultos mayores halló que los que tienen una mirada positiva del futuro son menos propensos que los pesimistas a vivir menos tiempo, sin importar su estado de salud al comienzo de la investigación.
Según se mire El ejercicio del optimismo como conducta de vida hace que actividades que para muchos son gravosas, para los optimistas, que tienen una mirada positiva de las cosas, las tomen sólo como lo que son: una parte del trabajo que debe hacerse y nada más, no un castigo.
¿Y cómo se hace? Se puede aprender a ser optimista ejercitándose en varios planos: no creer que uno está señalado por Dios para que todo le salga mal. No creer en la mala suerte, la suerte la hacemos cada uno, cada día; no pensar que “fulano” nos envidia por eso las cosas no nos salen bien.