Existen numerosas historias en torno al juego del poker, reales o no se hicieron famosas y suelen matizar las largas veladas pasadas sobre el tapete verde, rodeados de humo, penumbra y la esperanza de ganar.
La más antigua se refiere al año 1756, en Inglaterra. Un hombre conocido como Sir Robert Walpole participó en una partida de supuestos caballeros como él, antes de que fuese nombrado Primer Ministro de gobierno de Su Majestad. Según cuenta la leyenda, entre los jugadores aparentemente honorables de aquella partida, uno de ellos, conocido como Lord del reino, era un hábil tramposo que desplumó a todos sus compañeros de juego. A Sir Robert no le afectaban esas pérdidas, pero un honesto comerciante quedó arruinado aquella noche y su desesperación no tuvo límites. Cuando el Lord tramposo regresaba a su casa, fue asaltado por unos bandidos y despojado a punta de pistola de todas las riquezas obtenidas con su juego tramposo. A horas del episodio, el hombre murió como consecuencia del susto. Sorpresivamente el comerciante estafado recibió en forma anónima todos los bienes que había perdido en la partida de poker. Se cree, y Sir Robert Walpole era el primero en afirmarlo, que uno de los elegantes “caballeros” que participó de la partida debía de ser el jefe o uno de los miembros de la banda de asaltantes. Otras de las leyendas sobre este juego cuenta que la partida más larga de poker se cree que fue la celebrada en 1890 en un barco del Mississippi, y que duró nada menos que 72 horas ininterrumpidas. El ganador sufrió una crisis cardíaca hacia el final del juego, motivo por el cual se suspendió la partida. Al fallecer ese jugador, sus ganancias fueron escrupulosamente entregadas, hasta el último centavo, a su desconsolada viuda. En cambio, la partida más corta de poker sobre la que se tiene referencia se realizó en el Oeste americano, en Dodge City, entre dos tahúres que se odiaban profundamente. Duró solamente una mano, y al acusar uno de ellos al otro jugador de hacer trampas, ambos desenfundaron sus pistolas y se dispararon simultáneamente. Ambos murieron del disparo. La partida más cara que se registra en la historia del poker tuvo por escenario una lujosa casa de juegos de Chicago regenteado por la banda de Capone. Era 1928 y jugaban la partida grandes magnates y políticos de la época. Las apuestas que se cruzaban los jugadores incentivados por el alcohol y, posiblemente alguna droga, eran realmente desorbitadas. Llegaron a subir tanto las apuestas que en un momento en el centro de la mesa se reunieron en fichas un pozo de casi dos millones de dólares. Lo curioso es que ese enorme pozo fue a parar a manos de un audaz jugador que poseía solamente un trío de dos. Se dice que era un gángster, aunque otros aseguran que era un hombre cercano al gobierno, que jugaba de incógnito, y al que se lo dejó ganar. Y como cierre de este conjunto de historias sobre el tapete verde se dice que la partida jugada en el ámbito más raro que se conoce es la que se jugó durante una función del circo Ringling Brothers y que fue seguida por la multitud que ocupaba la carpa mediante un sistema de espejos, que a su vez amplificaban las imágenes como si fueran pantallas de televisión dispuestas de manera tal que los jugadores no pudieran ver lo que sí veía el público.

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