Scranho es el más maravilloso de los gnomos, él tiene una cueva en un bosque y allí enseña, ¿qué enseña? a recuperar los sueños perdidos, tiene un Taller de Sueños y dicen que la vida es sueño y los sueños, sueños son. Scranho el gnomo es normalmente un soñador, pero un soñador de sueños reales, él es de los que creen que hay que vivir los sueños y no soñar la vida. Y es que para alcanzar un sueño hay que estar bien despiertos. Y dice siempre a los gritos en su bosque: “Yo personalmente no tengo sueños brillantes dormido aunque sí los tengo despierto”, y ése es el lema de Scranho.
Pero claro, la pregunta es, ¿qué tan complicado es convertir en realidad nuestros sueños? ¿Existe algún método para ello? Según el gran gnomo de los sueños Scranho, para cumplir los sueños es necesario conocerse a uno mismo, pero también planificar y cultivar una serie de disciplinas de autoliderazgo. Y atención a lo que este gnomo dice, ya que es muy sabio observando la raza humana.
Scranho menciona que la construcción de un sueño se asienta sobre dos columnas: el sentimiento cotidiano y un proyecto personal de futuro. En el día a día se consigue una sensación de satisfacción cuando se desarrollan los recursos personales que permiten hacer bien determinadas actividades de forma efectiva. Por ejemplo, resolver conflictos o saber enfrentarse a las dificultades; disfrutar de las cosas buenas y no amargarse por nada; conectar afectivamente con los demás; saber mantener una cierta distancia con respecto a las cosas; saber recuperarse de las cosas que han salido mal.
Scranho dice que es bueno crear una cultura en la que las personas piensen que trabajan para sí mismas, ya que fomenta el sentimiento cotidiano de eficacia a través de la pro-actividad y de un sentimiento de responsabilidad personal. Paralelo a ese sentido de eficacia cotidiana, la construcción de los sueños requiere tener un plan personal de futuro, dice Scranho, y este plan se crea poniendo por escrito, releyendo mil veces y visionando con intensidad emocional una lista de deseos, de sueños muy concretos y con contornos muy nítidos. “Los sueños son nuestras posibilidades y los deseos aligeran el esfuerzo para conseguirlos”, nos recuerda Scranho y dice: el plan personal de futuro debe componerse de tres elementos bien diferenciados:
1. Ambición personal. Los sueños relacionados con la “persona en la que me quiero convertir”. El énfasis se pone en uno mismo: los hábitos que se quieren desarrollar o las características de la personalidad que se quiere potenciar. Los sueños han de empezar con la ambición de mejorar los recursos personales. Lo que acabamos haciendo con nosotros mismos es la base de todo lo que nos acaba sucediendo en la vida.
2. Decidir en qué tres o cuatro cosas se quiere destacar y convertirse en una autoridad rica. Pueden ser ambiciones personales o profesionales.
3. Las recompensas que legítimamente aspiramos a conseguir. Se incluyen recompensas materiales o de carácter más emocional. Las recompensas deben ser la consecuencia lógica de los logros en la mejora de los recursos personales y de los logros en contribuciones.
Scranho dice que hay caminos y veredas misteriosos. Genes, familia, primeros profesores, sean las cañerías subterráneas que sean, los que utilicen, el hecho es que se hacen un sitio considerable en nuestro subsuelo con el riesgo de cavar y destrozar todo nuestro sistema personal.
El número que da Scranho para la semana es el 66, y los simpáticos son el 08, el 43, el 17, el 36 y de yapa el 00. Suerte...
Por Liliana Chelli
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Cartas: Estrada 1969 (1872), Sarandí.