Más lejos del Truco, pero cercano al Cacho, este juego sedujo por igual a chinos como los máximos exponentes del Renacimiento. Entender su forma de puntuar y el modo de reunir las cartas significa el mejor comienzo para hacerse de la partida.
Se conoce con el nombre de Flor a un juego de cartas de la época del Renacimiento, que data del año 1610. Las primeras reglas fueron reconstruidas en numerosas ocasiones y se basan fundamentalmente en un texto de 1732.

Sin embargo,desde que los naipes fueran inventados en China por las mujeres de los harenes para distraer su aburrimiento, hasta convertirse en un juego de relajación y convivencia entre vecinos, se han debatido innumerables maneras para practicarlo.

Se juega con la baraja completa de 40 cartas, y con los mismos mecanismos de juego, sistema de apuestas y resolución de empates que el Cacho. Solo difieren las combinaciones y sus valores. Se puede jugar de a dos, tres, en pareja y hasta mano a mano, siempre y cuando sepan aplicar las diferentes combinaciones en tiempo y forma.

Las Combinaciones del juego son: Escalera de color de tres cartas, Flor; seguida por Escalera de color de dos cartas, y finalmente carta alta.

Para este propósito, el valor de las cartas sigue un esquema bastante inusual, que no se observa que se utilice en cualquier otro juego, por lo que requiere una particular atención de quienes deciden aventurarse a esta competencia.

A saber:

As: Valor 11

Dos: Valor 12

Tres: Valor 9

Cuatro: Valor 8

Cinco: Valor 10

Seis: Valor 6

Siete: Valor 7

Figuras: Valor 10

Quién muestra primero

El jugador más joven tiene una ventaja especial: la primera carta tomada, si la muestra a todos los otros jugadores, adquiere automáticamente el valor de 10, aún si su valor natural es menor.

La combinación de mejor orden gana. En caso de que dos combinaciones de diferente orden se comparen, el valor más alto gana.

En caso que dos o más combinaciones de la misma clase y valor empaten, el jugador más grande gana.

Esta reconstrucción no toma en cuenta cierta evidencia que sugiere que si alguien tiene Flor, el jugador que no tiene Flor no puede participar en la ronda de apuestas. De esta manera se van decantando los participantes, lo mismo que las posibilidades de los que aspiran al máximo galardón: o sea quien logre a lo largo de la disputa, la mejor combinación. Ese será el dueño de la verdadera flor.

Si se hace cumplir esta regla, cada jugador que tuviera Flor tendría que anunciar su buena suerte; comparándolo con una situación similar que se ve en otro juego tan particular como es el de la Pechigonga.

La evidencia consiste en juegos modernos conocidos que descienden, al menos una parte, del juego de la Flor, comparados con los juegos de la familia de Primera.


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