Ezequiel Lamboglia, de Villa Sapito, a los 6 años asistió a un programa de verano. Con 19 años, además de ser docente de ese deporte, en el que representó a la casa de altos estudios, sueña con estudiar la licenciatura en Economía Empresarial.

Una historia de superación y ejemplo es la de Ezequiel Lamboglia que aprendió a jugar ajedrez en la Universidad Nacional de Lanús y a los 19 años se convirtió en profesor de esa disciplina. Ahora, sueña con estudiar la licenciatura en Economía Empresarial.

Oriundo de Villa Sapito, a los 6 comenzó a asistir al programa de verano “Los derechos de la niñez no se toman vacaciones”.

Allí aprendió ajedrez y se apasionó tanto por ese deporte que pasó a tomar clases en la UNLa y luego fue convocado para representarla como deportista federado en distintos torneos. Más tarde fue auxiliar de los docentes de ajedrez y este verano fue convocado para ser profesor. Pero eso no es todo: este año comenzó a realizar el Curso de Ingreso para acceder a la carrera de Economía Empresarial.

“Empecé a venir al Programa de Verano con el centro vecinal Eva Perón de mi barrio. En ese momento, los chicos que jugaban al ajedrez eran todos más grandes, pero como vieron que quise aprender y me interesaba me dejaron participar de un torneo. Terminé tercero, ganándole a nenes de 7, 8 y 9 años y me dieron el premio ‘revelación’. Me encantó y no quería parar”, relató Ezequiel sobre esos comienzos.

El talento de Ezequiel para el ajedrez llamó la atención de los docentes y los responsables del programa de verano. A tal punto que lo invitaron participar de las clases del taller que se dictan durante el año. Sus ganas eran tan grandes, que como tenía muy buenas calificaciones, la maestra de su escuela lo dejaba salir una hora antes todos los jueves para que pudiera llegar a la UNLa a las 17 y tomar las clases.

Jugaba de igual a igual contra adolescentes y adultos, que me miraban sorprendidos porque un nene chiquito se animaba a competirles. No lo podían creer. Se ponían nerviosos. Les parecía un microbio atrevido”, rememoró.

Su crecimiento fue tan grande que como resultado terminó jugando a nivel federado representando a la UNLa. “El día que le dimos el diploma a la promesa más joven del ajedrez terminamos todos llorando, fue realmente emocionante que un niño como Ezequiel, surgido del programa de verano, nos represente en el Ajedrez Federado”, recordó Juan Loiseau, director de Deportes y Recreación de la UNLa.

Y contó que lo sumaron como auxiliar del equipo que dictaba el taller de ajedrez en el programa de verano años atrás: “Colaboró con los profesores, haciendo lo mismo que hacían ellos con él hasta los 12 años. Fue una forma de incorporar, desde otra mirada, a que sea parte del programa”.

En el medio, Ezequiel ganó un montón de torneos y alcanzó distintos puestos en el podio en tantos otros representando a la UNLa.

Pero no todo fue siempre color de rosa. Ezequiel en 2019 estuvo imposibilitado de seguir por problemas personales: se le incendió la casa. “Me costaba enfocarme. Tenía la mente otro lado. Había dejado de jugar al fútbol con mis amigos y vine algunas clases más, pero no podía concentrarme por lo que me estaba pasando”. La UNLa y vecinos colaboraron con una colecta pero era todo complicado.

Sin embargo, Ezequiel no se dejó vencer por las adversidades y terminó el colegio. Paralelamente empezó a trabajar en el sector de la salud privada de la zona sur.

Fue a partir de diciembre del año pasado que Julián Loiseau, coordinador del programa de verano, lo contactó de nuevo a través de las redes sociales y tras una charla lo convocó para que esta vez sea docente contratado para el taller de ajedrez del Programa de Verano.

En este sentido, indicó: “Al principio tenía alguna que otra duda porque me daba ansiedad pensar que hacía un tiempito que no jugaba, pero me convenció. Me dijo que querían que volcara todos mis años de experiencia en el programa de verano, que enseñara a los chicos como los profes me enseñaron a mi cuando tenía sus edades. Enseguida agarré ritmo y me puse contento al ver tantos chicos interesados en aprender”.

El ajedrez me dio mucho a mí. Me ayudó a crecer como persona y a pensar con estrategia. Es un deporte que me sirvió mucho para ejercitar mi mente y eso me ayudó a que me vaya muy bien en la escuela”, explicó Ezequiel.

Y ahora, la “frutilla del postre”, como se suele decir: Ezequiel está muy ilusionado con la posibilidad de aprobar el ingreso para la Licenciatura en Economía Empresarial. Al hablar del tema se llenan de brillo los ojos. “Me gusta mucho la facturación. Tengo ganas de aprender tantas cosas para que todo eso me sirva para progresar en los trabajos que pueda conseguir”, se ilusiona de cara a lo que viene.

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