Tuve varias etapas cortas en Dock Sud, y una de las cosas que más atesoro son los recuerdos de mi papá con esa camiseta. Llegó a jugar con Carlos Squeo, que después me dirigió", contó de visita en este medio el actual entrenador Hernán San Martín, en la víspera del Centenario del club, donde la herencia del artífice del ascenso de 2011 a la Primera C comenzó con su padre Antonio.
La historia que une al protagonista con el Azul y Oro viene de larga data, ya que su padre saltó al terreno en los 70' en el Inundado y llegó a ser una figura en el fútbol de ascenso y de la Primera División.
Por su parte, otro instante en la memoria está en lo que fue su propio retiro como jugador, en 2005, luego de disputar apenas tres minutos, para después evidenciarse en la historia grande como conductor en 2010.
"Hay un cariño especial por Dock Sud. Por eso, en el año de su centenario queremos repetir la alegría de 2011. Mi hijo Thiago, de 11 años, tuvo mucho que ver en mi regreso al club, él me suplicó que volviera a la institución, porque se hizo fanático hace cinco años. Siempre va a la cancha", relató emocionado.
Para el técnico fue muy importante en su vida aquel ascenso, el último gran logro de la casa Auriazul, por lo cual los hinchas pedían a gritos su llegada: "Fue una temporada especial para todos, porque el equipo logró una conformación y una identidad impresionantes. Lo que le dejó a la gente fue algo único, en aquel momento le dije que importaba más el cómo que el objetivo. No sé si ahora pensaría lo mismo, porque en el fútbol actual los objetivos están por encima de todo".
El hombre, al tiempo, remarcó que la confección del equipo siguió dando frutos en la C, al jugar una semifinal del Reducido tiempo después, pero el final de su primer ciclo estaba cerca. "En 2013 iban 12 fechas y me tuve que ir. Este año los dirigentes me llamaron para venir a dirigir y ni lo dudé, en dos minutos solucionamos todo. Algo me decía que tenía que volver", aclaró.
En la canchaEl DT, de 45 años, se formó en las inferiores de San Lorenzo como futbolista, pasó por Victoriano Arenas, Racing, Nueva Chicago, Barracas Central y terminó sus años de actividad en el Docke, donde quería y soñaba.
Tiempo después lo llamaron para dirigir a las inferiores y no defraudó: salvó las papas del fuego en la Primera e hizo debutar a uno de los baluartes olímpicos de la Selección: Alexis Soto, actualmente en Banfield: "Él no estuvo en el equipo que subió a la C, pero lo hicimos aparecer en 2012, era un chico humilde, con dificultades económicas. Creció mucho y es un orgullo que haya llegado a donde llegó. Eso demuestra que nada es imposible, que si le ponés voluntad, podés marcar la diferencia".
Por último, trazó los objetivos para la campaña vigente: "Quiero que sea un equipo ordenado, protagonista, que esté en los primeros puestos. Obviamente que está el sueño de ascender, pero hay que ver si se repite eso de salir campeón. En 2011 le dije a los jugadores que de ese poster nadie nos iba a bajar, porque el hincha de Dock Sud es pasional, cuando van cinco mil personas a la cancha es culpa de los jugadores, cuando van 200 es culpa de todos".
"La felicidad más grande es ver al club que está creciendo"El presidente de Dock Sud, Aníbal Campanini, tiene más de 30 años con el corazón ligado a Dock Sud, ya que antes de ser dirigente fue un ferviente hincha, que hizo hasta lo imposible por ver a su querido Darsenero.
"Me acuerdo que era chico, tenía 13 años y le mentí a mi mamá diciéndole que tenía que ir a rendir una materia un sábado y en realidad me iba re lejos a ver al Docke. Jugaba un partido definitorio. No quería engañar a mi vieja, pero tuve que hacerlo. El amor por mi club era muy fuerte", recordó en declaraciones a este medio el actual mandamás del club.
El hombre es directivo desde 2009 y el día que bautizaron a su sobrina ligó los retos de sus familiares al llegar tarde a la ceremonia en la iglesia: "Justo ese día jugaba un partido re importante y me querían matar todos, todo por ver a Dock Sud. Con el tiempo lo entendieron y me perdonaron", señaló.
El dirigente destacó que desde que asumió hace siete años la institución mejoró: "No es para vanagloriarse, pero cuando llegamos el equipo estaba en la D al borde de desafiliarse. Luego ascendimos y ahora queremos ir a la B Metro como sea".
Y agregó, ya posando en lo institucional: "Se hicieron las tribunas de cemento y el estadio ahora tiene capacidad para 8500 personas. Se hizo el Polideportivo y el riego artificial en la cancha. Además se arregló la sede con el techo nuevo y el césped de la cancha se resembró. Son 1200 metros cubiertos con terrenos de fútbol, hockey, tenis y básquet".
Al tiempo, agregó: "Se sumaron nuevos deportes, como el patín artístico, danzas, hockey femenino, futsal, salsa, voley y se piensa seguir trabajando para incorporar más disciplinas. De hecho el hockey competirá a nivel Metropolitano en 2017".
IniciosPara Campanini el momento más grato fue cuando se concretó la inauguración de las tribunas de cemento: "Creo que las obras están por encima de lo deportivo. Es obvio que el ascenso del 2011 fue un instante tremendo, inolvidable, pero las tribunas era algo que esperábamos y anhelábamos. Se trabajó desde la comisión de obras para lograrlo.
Junto a Daniel Calvani y Néstor Agüero, sus vices, se hicieron trabajos por más de 10 millones de pesos, gracias a la colaboración de la gente. En este contexto, remató: "La alegría más grande es ver al club creciendo, con obras y con prestigio. Estamos al día, se pagaron las deudas y eso no es fácil de lograr en el ascenso".