Cuando Gastón Aguirre habla, el mundo Temperley se paraliza, escucha, analiza y acompaña, adhiere a los comentarios del referente y se entusiasma ante la arenga que genera el jugador nacido en la institución de Turdera.
El triunfo ante Aldosivi ratificó las ganas de creer en sí mismos y el Tonga avisó que el Celeste “más que nunca no va a bajar los brazos”.
En rueda de prensa, tras el halago al Tiburón, Aguirre se expresó sin mordaza ni titubeos y destacó: “Por más que nos den por muertos el sueño y la bandera de Temperley va a estar en todos lados. Nosotros seguimos con esta ilusión, con este deseo, el sueño de todos los partidos conseguir tres puntos y no tengo ninguna duda de que vamos a luchar hasta el final”.
Convencido de que el Gasolero se quedará en la máxima categoría, Aguirre dio las claves de la perseverancia del conjunto de Gustavo Alvarez: “Estamos llevando a cabo lo que se viene entrenando desde el 4 de enero con el DT, ojalá que sigamos demostrando buen fútbol porque creo que Temperley esta vez no ganó como sea, ganó jugando bien”.
Y siguió: “El punto es el corazón que tiene el equipo, vos escuchás que estamos descendidos, a los periodistas, estamos señalados. Nos tocan el orgullo y con el corazón le vamos a demostrar a todos los que piensan que estamos descendidos que están equivocados”.
La fibra humana del Tonga hace que le afecte con sensibilidad lo que pasa por la cabeza de los más jóvenes del equipo y agregó: “Es difícil con esta situación, hay muchos chicos jóvenes que están haciendo sus primeros partidos, nosotros que estamos hace tiempo en el club queremos defender lo logrado después de muchos años”.
También valoró el haber triunfado en Turdera, para alivianar las cargas que genera el hecho de sumar para no descender: “Siempre es bueno ganar de local, hacerse fuerte. Para que los equipos te vuelvan a respetar, que sepan que esta cancha es muy difícil; aparte estamos jugando cosas delicadas”.
Por último, sostuvo que conforme al paso de los años, no perdió su esencia: “Siempre he sido el mismo, me mato entrenando para jugar. Obviamente que tengo 35 años y sé dónde estoy parado, siempre hay que dar un poquito más, el equipo necesita de todos y tenemos que estar a la altura. Hoy jugamos en Primera y no es la B Metropolitana. Se debe estar bien preparado y hay que dar un extra, estamos todos para jugar”.