El tradicional establecimiento que desde 1939 producía la famosa margarina cerrará sus puertas oficialmente a fin de año, aunque desde el 29 de noviembre ya no hay actividad porque dieron vacaciones a todos los empleados.

La fábrica Dánica de Llavallol, donde elaboraban la famosa margarina desde 1939, cerrará definitivamente sus puertas a partir del 1 de enero de 2025. Sin embargo, desde el 29 de noviembre ya no se produce nada ahí, dado que la empresa obligó a los 150 trabajadores a tomarse vacaciones hasta que se concreten los despidos. En la actualidad se negocia, con intermediación del Ministerio de Trabajo, el pago de las indemnizaciones.

A ese triste desenlace se llega luego de más de cinco años de permanente conflicto entre el Grupo Beltrán, que en 2018 adquirió la firma a la brasileña BFR, y los trabajadores. Quita de adicionales, bajas de categorías y el permanente intento de cambiar de convenio, de aceiteros al de alimentos, fueron algunas de las maniobras que denuncian desde el Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria del Aceite (SOEIA) fueron esgrimidas por los empresarios para reducir el costo laboral. En ese sentido, recuerdan que en San Luis cerraron otra planta y después la reabrieron con nuevos empleados en esas condiciones.

Con tristeza y mucha preocupación por lo que les deparará el futuro, y ya agotados de tanta lucha, en la última asamblea resolvieron aceptar el proceso de cierre y cobrar las indemnizaciones. Otro camino de espinas que deben sortear. En un primer momento la empresa pretendió pagarlas al 50 por ciento y ahora, luego de dos audiencias en la Provincia, aceptaron hacerlas al 100 por ciento, aunque pretenden hacerlo en 12 cuotas, que desde el gremio no aceptan de ninguna manera.

El próximo lunes a las 12, se llevará a cabo en La Plata la tercera audiencia y en donde esperan que los representantes del Grupo Beltrán acepten abonar las indemnizaciones en un solo pago. Desde la firma aducen que su situación no es la mejor por la caída del consumo y la difícil situación económica del país impactaron fuertemente en la producción y las ventas, pero desde SOEIA aseguran que "el negocio siempre fue rentable" y en ese sentido apuntan que desde la pandemia tenían un cuarto turno de trabajo para ampliar la producción de aceite a granel.

Aunque algunos albergaban alguna esperanza de que la fábrica pudiera reabrirse como sucedió en San Luis, aunque eso signifique un cambio de convenio, en Llavallol no sucederá lo mismo. La fábrica comenzó a ser desmantelada por los propietarios, que ya se llevaron la planta de hidrógeno, el corazón de la producción.

También denunciaron, en su momento, "graves negligencias en seguridad e higiene en una fábrica de alta peligrosidad, manejando productos sensibles, contaminantes y explosivos como hidrógeno, amoníaco, aire comprimido y aceites, pero las condiciones eran cada vez más inseguras". "El resultado de este desmanejo se reflejó en accidentes graves, incendios, derrames peligrosos para la comunidad y demoras que afectaron la operatividad, además de compañeros que sufrieron heridas de gravedad y una oportuna clausura por parte de la ACUMAR", señalaron desde el gremio.

En diálogo con este medio, Diego Kale, trabajador de Dánica Llavallol desde hace 22 años y secretario general de la seccional Capital y Gran Buenos Aires de SOEIA, expresó: "Es tristísimo, tenemos mucha bronca e impotencia por el cierre de una fábrica con tanta historia en nuestro país".

"Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para defender la fuente de trabajo, pero la verdad que venimos de muchos años de desgaste, algunos querían seguir en la lucha pero la mayoría están muy cansados de tantos conflictos, y, sumando a que ahora tenemos un gobierno que les da la derecha en todo, se hizo todo cuesta arriba", agregó.

El dirigente gremial reconoció que aún queda librar "la última batalla" para que el Grupo Beltrán abone las indemnizaciones en un solo pago. "Su propósito es hacerlo en un plan de doce cuotas, pero eso no nos sirve, porque se nos diluye con la inflación. Debe ser en un pago para que la gente tenga la oportunidad de invertir o iniciar un emprendimiento", subrayó Kañe.

Con este cierre, serán despedidos 100 trabajadores encuadrados en el convenio de aceiteros y unos 50 contratados. Algunos estaban cerca de la edad para jubilarse, pero muchos otros, como él, con 43 años, tienen mucha incertidumbre y pocas esperanzas en lograr su reinserción laboral.

"Este cierre no sólo nos deja sin empleo, sino que vulnera nuestra dignidad y el esfuerzo de todos quienes, día tras día, contribuimos al crecimiento de esta empresa. Somos padres, madres, hijos e hijas que dependemos de este trabajo, y hoy sentimos que nos dan la espalda sin humanidad", expresaron el conjunto de los trabajadores en las redes sociales.

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