La complicada situación que atraviesa la economía argentina y las diferentes restricciones que impuso el Gobierno a la compra de dólares benefició a la consolidación de las criptomonedas en nuestro país.
Este instrumento digital es una inversión que va ganando cada día más usuarios en los mercados donde las monedas locales atraviesan crisis de valor y confianza.
El Bitcoin es la más famosa de ellas, pero su alto valor de mercado -ronda los u$s 12 mil- y su variación de precio lo transforman en un activo para quienes tienen alta tolerancia al riesgo y unos cuantos ahorros.
Pero existen otras alternativas más económicas y de cotización menos volátil.
Entre ellas se encuentran las “stablecoins”, que son aquellas que su valor está asociado a una moneda dura o “fiat” (dólar o euro por lo general). También pueden hacerlo con bienes materiales, como el oro.
Por tal motivo, se las denomina estables, ya que su cotización será siempre fija y no estará sujeta al mercado, como ocurre con el Bitcoin o las otras altcoin que operan de forma similar a la más popular.
Cabe destacar que existen dos grandes grupos de stablecoins: aquellas que están atadas a una moneda fiat y otro segmento cuya regulación proviene de algoritmos para evitar las fluctuaciones de precio.
En la Argentina y en otros países de la región, este tipo de inversiones están en auge por ser una forma legal para dolarizar la cartera de ahorros e inversiones y evitar las restricciones locales y los riesgos de una moneda nacional débil.
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