Con el avance de las nuevas tecnologías, las comunicaciones se han modificado a un ritmo fenomenal. El principal afectado por esto es el teléfono celular que ya no sólo llama, sino que sirve para navegar por internet, escuchar música, localizar en el GPS y jugar, entre tantas otras funciones que tienen.
A su vez, la forma de localizar personas es bastante más sencilla gracias a los dispositivos de localización que poseen los nuevos smartphones, por lo que éstos no suelen ser utilizados por narcotraficantes quienes pretenden poder comunicarse evitando ser identificados.
En base a esto, el medio británico "Vice" realizó recientemente un estudio que concluyó que los distribuidores de droga utilizan celulares antiguos como los Nokia versión 1100 y 8210.
Con la paranoia que genera practicar lo ilegal, los dealers prefieren resignar funciones suntuarias que tienen los modernos equipos y dedicarse al motivo fundamental que tiene el celular: llamar y conversar.
Al utilizar dispositivos antiguos y básicos, se aseguran que nadie puede interceptarlos porque no tienen receptores con Bluetooth, sistema de GPS o Wifi.
Otra de las ventajas comparativas de estos modelos es que la batería tiene una duración mucho más extensa que las nuevas versiones, ya que al carecer de aplicaciones que funcionan en segundo plano, se maximiza la durabilidad de la batería.
Según un distribuidor de estupefacientes identificado como K2 la razón es que "La policía ahora puede ocupar las redes de Wifi y el puerto Bluetooth para obtener información de cada teléfono. Parece ser que pueden escuchar las llamadas de un modo más fácil a como lo hacían antes. Todos los dealers que conozco usan teléfonos antiguos, y el Nokia 8210 es el que todos quieren porque es pequeño y la pila dura bastante. Además, era el mejor celular de su tiempo. Cuando vivía en Jamaica no podía pagar siquiera uno, mientras que ahora tengo cuatro distintos".
Estos aparatos fueron lanzados en el año 1999 y en aquella época habían hecho explotar el mercado por ser diminutos, con un diseño ligero y ser resistentes a golpes y mojaduras. Pero con el tiempo y la aparición de modelos que se conectan a la red, han quedado casi en desuso, excepto para aquellos amantes de los celulares simples.
En nuestro país, aún se pueden conseguir estos dispositivos a personas particulares por un valor aproximado de 400 pesos, porque las operadoras telefónicas han dejado de comercializarlos.
El teléfono pesa 79 gramos (con una batería de litio) y un largo de 101.5 mm., 44.5 mm. de ancho y 17,4 mm. de espesor. El volumen tiene 10 niveles y se controla a través de un botón gris en el lado superior izquierdo del teléfono.