Las escuelas públicas de Nueva York han decidido que sus maestros dejen de usar la popular aplicación de videoconferencias Zoom para dar clases de manera remota debido a sus problemas de seguridad y privacidad.
Según explicó este lunes el alcalde, Bill de Blasio, el Departamento de Educación municipal ha estado tratando de trabajar con la empresa para dar respuesta a esas cuestiones, pero ésta “no ha cooperado”.
“No vamos a poner la privacidad y los datos de nuestros estudiantes en riesgo. Es tan simple como eso”, señaló De Blasio durante una conferencia de prensa.
“A todos nos gustaría usar esa herramienta, pero sólo si podemos hacerlo de forma segura”, insistió el alcalde.
Por ahora, el Departamento de Educación tiene previsto pasar a utilizar Microsoft Teams para las clases remotas.
El sistema de educación público de Nueva York es el mayor de todo Estados Unidos y cuenta con más de un millón de alumnos, que ahora mismo estudian de forma remota por el cierre de las escuelas decretado para frenar la expansión del coronavirus.
Zoom ha visto cómo su popularidad se ha disparado en las últimas semanas ante las restricciones impuestas en todo el mundo para combatir la enfermedad, que han multiplicado el teletrabajo y la enseñanza a distancia.
En paralelo, más y más voces han denunciado los problemas de seguridad y privacidad de la aplicación, especialmente la posibilidad de que internautas que no han sido invitados aparecen por sorpresa en las teleconferencias, una fenómeno bautizado como “zoombombing”.
Los hackers logran acceder sin permiso a reuniones digitales de empresas, centros educativos o incluso estamentos gubernamentales, y, además de violar la privacidad de los participantes y acceder a la información que se está tratando, en algunos casos las interrumpen con lenguaje obsceno e incluso amenazas.
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En respuesta, Zoom anunció que establecerá como opción predeterminada la “sala de espera”, una herramienta que permite que la persona que esté ejerciendo como anfitrión del encuentro virtual tendrá que aceptar una a una a cada nueva persona que quiera participar de la videollamada, lo que evitaría casos de “zoombombing”.