Los malvones son una de las plantas más populares y amadas por su fortaleza. Vistosos, alegres y de una fortaleza inigualable, es raro no encontrarlos en alguna maceta, cantero o jardín.
Se diferencian de otras plantas similares por una mancha oscura característica que resalta en forma de herradura en sus hojas.

Existen malvones de flores blancas, púrpuras, rojas y salmón. Su floración es continua desde la primavera hasta fines del otoño. Antes de ubicarlos en el jardín es conveniente saber que casi la mayoría de las variedades cultivadas alcanza una altura promedio de entre 40 a 60 centímetros; y en algunos casos sin una poda adecuada, la planta supera el metro de altura.

Los malvones se pueden cultivar sin mayores dificultades en jardines a pleno sol, balcones protegidos de los vientos fuertes y macetas en el exterior, donde reciban luz solar directa durante 4 a 5 horas diarias. Es una planta sensible a las heladas y conviene protegerla de los vientos fríos durante el invierno.

Crecen favorablemente en diferentes tipos de suelo. Los mejores resultados se obtienen cultivados en un sustrato suelto con mediana fertilidad y buen drenaje. En los suelos muy fértiles con alto contenido de nitrógeno forma abundante follaje pero la cantidad de flores disminuye.

Los Malvones se adaptan a suelos poco profundos, debido a que sus raíces se desarrollan cerca de la superficie hasta 15 centímetros de profundidad.

Conviene ubicarlos en zonas altas del jardín o con leve pendiente, donde no se produzca el anegamiento del terreno, y será conveniente remover la tierra hasta 20 centímetros de profundidad con ayuda de una pala, una o dos semanas antes de la plantación. Para alivianar el terreno se puede agregar resaca de río y arena en cantidad moderada.

El potasio que contienen las cenizas de vegetales favorece el color intenso de sus hojas y plantas de menor porte. También la harina de hueso incorporada al terreno antes de la plantación, en una proporción de 300 gramos por metro cuadrado, mejora la floración de los malvones.

Cuando se compran malvones para el jardín, conviene separar la planta de la maceta que la contiene cubriendo el sustrato con la mano, sosteniendo con los dedos los tallos y dando un golpe suave en el borde para desprenderla. Se pueden plantar en el jardín cuando haya pasado el período de heladas, y si son muchos ejemplares, distanciados entre 30-35 centímetros.

Para su propagación, las semillas se siembran en almácigo durante el otoño y la primavera. Sin embargo el método más práctico de propagación de los malvones es por esquejes realizados en primavera, verano y otoño.

Conviene colocarlos en macetas con 4 partes de tierra negra común, 3 partes de resaca de río, 2 partes de arena o perlita y 1 parte de harina de hueso, hasta el momento de la plantación en el jardín o balcón. En este medio pueden permanecer sin dificultad con abundante floración hasta el otoño.

Las plantas logradas en otoño, convendrá mantenerlas en macetas con escaso riego, en un lugar luminoso y protegido de las heladas hasta primavera.

El primer riego después de la plantación se hace en forma pausada para afirmar correctamente la planta al terreno. En tanto que los riegos sucesivos se realizan 2 veces por semana durante la época de floración. En invierno puede permanecer sin riego.

Como fertilizantes conviene agregar harina de huesos para la preparación del cantero, sin ser necesario recurrir al empleo de otros fertilizantes para mejorar la floración del malvón durante el primer año. En tanto que conviene tener en cuenta que las plantas que permanecen en el jardín durante varios años se fertilizan en la siguiente primavera con compuestos granulados. El fertilizante a base de Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K) en concentraciones de 15% aplicado en el suelo alrededor de las plantas, 20 gramos por metro cuadrado, cada dos meses a partir del inicio de la primavera permite mantener el crecimiento y floración durante varios meses.

Por último hay que tener en cuenta que la plantación en los jardines se realiza pasado el peligro de heladas, más bien a comienzos de la primavera. El riego debe ser moderado, cada 3 o 4 días en primavera y verano.

Tips
Las lombrices son ideales para el suelo, porque lo airean con sus galerías y excretan “abono”, pero en ciertos casos como en el césped, en exceso no resultan convenientes.

Un corte oportuno

La lavanda, la salvia y la santolina, que florecieron durante el verano anterior y tienen las flores secas, necesitan un recorte todos los años para ser más vigorosas.

¿Que les doy?

Una planta fuerte -como la rosa- y con los cuidados adecuados en cuanto a riego, fertilización y una ubicación acorde al clima, será mucho más resistente a los ataques de insectos y hongos.

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