La ciudad de Buenos Aires mantuvo una de las redes de tranvías eléctricos más grandes del mundo. Con cerca de 800 kilómetros de vías, un centenar de líneas y casi tres mil coches, supone el 55 por ciento de la extensión de las vías tranviarias instaladas en el país y las tres cuartas partes de los coches utilizados.
El área de cobertura abarcaba al Municipio de la Ciudad de Buenos Aires y se extendía hacia otros términos municipales vecinos.
El servicio eléctrico se extendería por 66 años en la ciudad, aunque una muy pequeña parte suburbana de la red perduraría un año más.Tomando en cuenta los servicios a caballo el tranvía estaría ininterrumpidamente presente en las calles de Buenos Aires por cien años.
También la singulariza el hecho de ser la primera en tener desde 1980 un servicio histórico-turístico y la única ciudad argentina que restableció un servicio público de tranvías en 1987.
Un resto pequeño de la vieja red, incorporado por la empresa de subterráneos como ramal de servicio técnico, que es lo que facilitó en gran medida el establecimiento del mencionado servicio histórico-turístico, que por este hecho usa vías que nunca se habían abandonado manteniendo así una continuidad material con el original.
Los servicios a caballo comienzan en 1863, en conexión directa con servicios ferroviarios, en 1870 aparecen las primeras líneas independientes. La red se expandiría hasta alcanzar casi 400 kilómetros y ser servida por casi 1600 coches.
Otro caso especial es el del pequeño servicio a vapor con material ferroviario liviano, que durante unos años prestaría servicios entre Floresta, Mataderos y Lugano.
Si bien se asemejaba a un pequeño ferrocarril, con uso de trenes de locomotoras, coches y vagones, en su época se lo consideraba tranvía y así era llamado.
La primera estación tranviaria en Buenos Aires se ubicaba en Bartolomé Mitre y Leandro Alem, a ésta le siguió la que instaló el Ferrocarril del Sud con iguales intenciones, desde su estación de Plaza Constitución a lo largo de la calle Lima.
Las primeras líneas urbanas propiamente dichas se inauguraron a partir de 1870. Fueron dos, el "Tranway Central", de los Hnos Julio y Federico Lacroze y el "Tranway 11 de Setiembre" de los Hnos Agustín Teófilo y Nicanor Méndez y lo hicieron el mismo día 27 de febrero, domingo de Carnaval.
Muy pronto la ciudad se vio cubierta por una intrincada red de vías, no llegando a pasar dos años, para que ya seis empresas se disputasen la clientela.
El 25 de octubre de 1892 se ensaya el primer tranvía eléctrico de la Argentina, pero no en Buenos Aires, sino en la ciudad de La Plata, flamante nueva capital de la Provincia de Buenos Aires que, a pesar de contar sólo con diez años de edad, era poseedora de los mayores adelantos a nivel mundial, entre ellos, las instalaciones eléctricas. Pero a pesar de todo, esto no pasó de un ensayo. Habrían de transcurrir otros cuatro años para que se comenzaran a instalar las primeras líneas concretas.
Y del mismo modo que en el caso de los caballos, dos empresas serían las pioneras de "El tranvía Eléctrico de Buenos Ayres", construida por el ingeniero norteamericano Charles Bright quien inauguró un primer tramo de ensayo y demostración el 22 de abril de 1897, por la Avenida Las Heras, entre Canning y Plaza Italia y la Cia de Tramways La Capital que procedió al cambio de tracción bajo la dirección del ingeniero argentino Juan Mallol, inaugurando la línea San Juan y Entre Ríos y el barrio de Flores en diciembre de 1897.
El progreso del sistema y su desarrollo siguió en continuo avance. Más líneas, más kilómetros.
Desde 1915 el Anglo ya carroza tranvías y siete años más tarde fabrica sus primeros coches con diseño propio. El tranvía suburbano de la compañía Lacroze se hicieron muy populares, luciendo un característico color verde y llegaban hasta Campo de Mayo.