La obra “Viejas Ilusiones”, con dramaturgia de Eduardo Rovner, sigue en cartel los martes, a las 20.30, en el teatro Buenos Aires (Rodríguez Peña 411) con las actuaciones de Mauricio Chazarreta y Sebastián De Marco. Justamente el autor Rovner conversó con Diario Popular sobre la pieza teatral abordando varios aspectos del tema de la tercera edad y las relaciones familiares.
¿Por qué te interesó el tema de la vejez y la relación padres e hijos como eje central de la obra?
En realidad, a partir de escuchar repetidamente quejas de personas cercanas por situaciones o proyectos que nunca llegaban a concretarse. Así me interesó el tema de las ilusiones envejecidas y el no poder asumir la responsabilidad durante toda la vida y de llevarlas a cabo. Entonces, eso hace que busquemos permanentemente culpables de nuestras frustraciones. Claro, lo más fácil es atribuir eso a los personajes que tenemos cercanas, como los padres o la pareja.
Pese a todo lo que se dicen y viven los personajes la obra tiene mucho humor. ¿Fue una elección abordar todo con cierto tono humorístico a la hora de escribirla y abordar las temáticas de la enfermedad, celos y la soledad?
La obra, es verdad, tiene mucho humor. Por un lado, tiene que ver con un estilo que me atrae especialmente y que oscila entre el humor negro y el absurdo. Sin embargo, la situación de una madre de 120 años y una hija con casi 100 que pelean por los deseos incumplidos de ambas nos lleva naturalmente a la risa.
En este trabajo volves a trabajar con el director Gaby Fiorito ¿Tienen algún estilo o metodología a la hora de compartir una actividad laboral?
Creo en el talento de Gaby. A veces, puedo no coincidir con algún efecto que él busca, pero es un artista, y debo respetar su libertad creativa. De todos modos, me divierte mucho lo que hace y nos llevamos muy bien. Con respecto a metodología: voy a pocos ensayos. Sí algo no me gusta nada, reacciono y sí solo me sorprende, puedo decir algo, pero lo acepto. Por suerte, Gaby, en general, escucha.
La Universidad de Palermo acaba de galardonarte como Embajador de la Creatividad. ¿Qué significa ese lauro para vos? ¿Cómo tomas los reconocimientos?
Puedo decir que me halaga especialmente primero, porque esta distinción la otorga la prestigiosa Universidad de Palermo. Además, porque la creatividad y el proceso creador son mis debilidades. De hecho, cuando fui profesor de dramaturgia en la Escuela Nacional de Teatro, hoy IUNA, pude crear la materia: Creatividad (que dejó de darse al tener que irme de la Escuela) y siendo egresado de la Escuela de Psicología Social “DR. Enrique Pichón Rivière” he dado clases sobre Proceso Creador. Y en universidades de otros países también brindé conferencias sobre la misma temática. Por todas estas razones, es un galardón muy importante que siento como un reconocimiento especial.
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