"En todos los países que pusimos un pie fue gracias a Deny. Si bien anteriormente salimos a tocar al exterior, siempre hacíamos específicamente un sólo país por una cuestión económica y de tiempos. Nosotros trabajamos y estudiamos y nos era difícil coordinar entre los cinco. Está vez tocamos en varias ciudades de cuatro países con diferentes variables: cambio de clima, altura, otras tradiciones y culturas. Pero este tour fue armado responsablemente y con mucho sacrificio. Recibimos mucho cariño por parte del público, que sorprendió hasta a los mismos organizadores", reafirmó el artista.
La intimidad del grupo antes de subir al escenario
¿Cómo son los minutos previos a la aparición de los músicos en escena? Es un interrogante que a más de una persona se le cruzó por la cabeza mientras aguarda el inicio de un show.
Nazareno reconoció -entre risas- que algunos de sus compañeros "se ponen súper ansiosos. Sobre todo nuestro batero, se pone muy eléctrico y empieza a putear porque se muere de ganas por tocar. Ahora tratamos de concentrar, como hacen los jugadores de fútbol, hablar sobre detalles del show y conectarte con el grupo. Repasamos la lista de temas y a veces me cagan a pedos para que no hable mucho en determinadas partes".
"En ese instante previo vemos los últimos detalles, volvemos a diagramar el show y le prestamos más sentido a determinadas cosas. Nos juntamos como si fuéramos un equipo de fútbol y pegamos algún que otro gritito. Con Jason (Juan Pablo Uberti, bajista del quinteto) les rompemos las pelotas a los pibes para estar con todas las pilas y nos ponemos a hacer monerías también. Pero después de 8 años aún se me eriza la piel. No por nervios, sino por la expectativa por que en cada show sale una locura distinta. En uno de los últimos que dimos en el país me tiré contra el público y fue muy divertido. 'Ya fue, se fue todo a la mierda, me voy a otro país', pensé. Buscamos pasarla bien en vivo, vivir el momento. Mi trabajo es animar a la gente, interactuar con ellos. Soy como la porrista de la banda y nuestro objetivo es que la gente la pase bien", afirma.
El tercer disco de la banda está centrado sobre el concepto de la alquimia, "que cuenta al alma como un elemento extra del universo", revela Nazareno, quien agrega que "cada tema que integra Invencible es una combinación de uno o más elementos y así cada letra significa un elemento en particular".
"Además jugamos un poco con esa historia y le recomendamos a las personas que no conocen mucho la historia de nuestra banda que vean el video de Resistiendo Golpes, que habla de los personajes que la protagonizan, pero está bueno también que cada uno haga su propio análisis y trate de relacionar y entender por qué las letras hablan de lo que hablan", sentencia.
Anécdotas del largo camino recorrido
DENY no está ajeno a la realidad que viven la mayoría de las bandas independientes, quienes cuentan con las presentaciones en vivo como la principal fuente de ingresos. Así, la prioridad de tocar se impone y el lugar pasa a un segundo plano.
"Ninguno de nosotros pensó que la banda iba a ocupar una parte tan importante de nuestras vidas. Si bien nos cagamos de risa cuando recordamos el momento cero en el que comenzamos a tocar, todos veníamos de diferentes entornos y terminamos conviviendo y compartiendo un montón de experiencias y momentos emotivos. No es solamente subirse a tocar, sino que terminamos compartiendo mucho más", recordó Nazareno, tras reconocer que él es sensible de la banda y que a veces es de "lágrima fácil".
"Una vez tocamos en Grang Bourg en una fiesta under que se realizó en una vieja casona. Entramos al lugar y una de las primeras cosas que vimos fue a un flaco que vendía choripanes a través de la medianera. ¡Desde la medianera!", exclamó entre risas, al tiempo que agregó "Después nos enteramos que el muchacho vendía así porque tenía una tobillera de preso y no podía salir de su casa".
Pero no todos los recuerdos se centran en el plano curioso. Los clásicos botellazos hacia el escenario que podemos observar en películas clásicas como Road House –El Duro-, también lo sufrió la banda en sus inicios. "Compartimos festival con grupos que son de otro palo y desde el público me gritaban 'cantá bien pelotudo' y nos tiraban de todo. Eran cosas normales cuando estás pagando el derecho de piso".
"En una oportunidad en Morón vino una persona y me pegó un tremendo bife volador. Casi me voy a las manos, pero lo peor es que no pude ver nada por las luces. ¡Imaginate!, me quedé re caliente porque era un escenario que no tenía vayas y no era alto. Después, cuando terminamos el show, me lo crucé al flaco. Me abrazó y me decía que le había regustado la banda. Pobre, estaba recontra borracho. ¡Menos mal que le gustamos, sino no sabemos lo que nos podía llegar a hacer!, recordó Nazareno, quien ya lo toma con humor y como un aprendizaje de su –casi- primer década junto a la música.