JAF vuelve a sentirse un Riff más
Diez meses para una persona que ya pasó las cinco décadas de vida es apenas un suspiro; menos para JAF. Es que ese es el tiempo que el guitarrista y cantante vivió como miembro estable de Riff en el segundo ciclo del gran grupo de hard rock y heavy metal argentino -junto a Pappo, Vitico y Oscar Moro-, el suficiente para que ya nada resultare igual en su carrera artística.
Aquel joven que por entonces lucía una larga melena aportó su voz, su viola y su cuota parte en la composición de algunas canciones para lo que luego sería Riff VII, cuarto álbum de estudio del cuarteto, editado el 24 de octubre de 1985.
Y aunque más tarde aparecería Riff N' Roll, una grabación en vivo con actuaciones del grupo en Palladium, Riff VII quedó cómo "el" registro de su paso por la banda y hoy, 30 años después de aquella experiencia decidió homenajearlo con Tributo a Riff VII, la regrabación de aquellos ocho temas (más dos bonus track con versiones de los clásicos "Ruedas de Metal" y "Susy Cadillac"), acompañado de sus actuales compañeros de banda Pablo Santos, en bajo y Beto Topini, en la batería.
El disco permite reencontrarse con los clásicos que dejó la placa como "Dios Devorador", "La Espada Sagrada" y "Elena X" (de su autoría) más canciones como "Arañas y Ratas" y Apiádate de él, Señor" (compuestas junto a Pappo), ahora con un sonido de trío pero que mantiene la potencia que tenían las versiones originales. JAF respetó los arreglos tal como fueron grabados pero le sumó sus personales solos de guitarra (¿alguien duda que es uno de los mejores violeros del género?) y su voz, esa que las tres décadas transcurridas no afectaron en lo más mínimo.
Potente, salvaje y cancionero
Allá por octubre de 2013, desde esta columna comentábamos el EP Carnal, primer registro del grupo de rock alternativo Demantra y nos ilusionábamos con la futura salida del primer disco full. El tiempo pasó y al fin salió Volverte Salvaje, un álbum de 11 canciones donde el grupo reafirma y amplifica aquella primera ilusión que sembró con el EP.
Con un estilo que navega entre el hard rock, el grunge y ciertos toques stoner, Demantra aporta su propia identidad con la particularidad de que a toda esa furia eléctrica poblada de potentes riffs, una cuota importante de distorsión y una base que late como el corazón de un maratonista, le suma una voz femenina, la de Mariana Fernández Cabrera quien no necesita esforzar sus cuerdas vocales para sobresalir.
Con una voz audible (no esperen gritos porque no los hay) es el contrapeso ideal para tanta energía instrumental. Dentro de un disco ciento por ciento cancionero, tanto en los temas más powers ("Hijos", "Acromática", "Conquistadores" y "Desnatural", en el que se aprecia bien la influencia de Foo Fighters) como en los que la banda baja un cambio (la casi blusera "Acordes" y esa 'power-balad' llamada "Queman Alas") nunca pierde potencia ni se sale de su estilo ajustado. Muy bueno.