"Siempre que me preguntan cuándo regresa Riff respondo lo mismo; cuando vuelva Pappo". Entre irónico y realista, Vitico contesta así sabiendo que detrás de ese interrogante que suele escuchar en cada entrevista que brinda, están las ganas de muchos que sueñan con un hipotético regreso del mítico grupo que cambió, allá por comienzos de la década del '80, el rock argentino con su mezcla de hard rock, rock and roll y heavy metal.
Y aunque algún productor haya pensado juntar en un escenario a Vitico, Michel Peyronel y a Boff -tres de los miembros fundadores del grupo- con Luciano Napolitano, el hijo del Carpo, y así acercarse lo más posible a "un regreso" de Riff, esto no pasó y difícilmente ocurra.
Queda entonces seguir disfrutando del legado que dejó la banda en sus seis discos de estudio, sus trabajos en vivo y sus compilados. Y aprovechar de los aniversarios, en este caso 35 años del comienzo de la banda, y del ojo comercial de una compañía como Popart que acaba de relanzar al mercado los dos últimos álbumes de estudio: Zona de Nadie (1991) y Que sea Rock (1997).
Zona de Nadie marcó el regreso de la formación original y fue editado por el sello Halley Records. La placa incluye canciones que terminaron siendo clásicos como "El Forastero", "Sube a mi voiture", "Geisha" y "Betty Silicona" y la edición actual incorpora los dos temas que no estaban en el vinilo y cassette de 1991: la versión acústica de "La voiture" y "El malo de la película".
La historia de Riff, con sus idas y vueltas, encuentra en aquellos años entre el 1991 y 1997, cierta calma y continuidad. Entre la edición de ambos discos, Pappo aprovechó para grabar, por ejemplo, Blues Local (1992), uno de sus discos solistas más recordados, aquel que incluía la canción "Mi Vieja" y a tocar el cielo con las manos cuando compartió escenario junto a B.B. King.
Pero también para seguir con Riff como ocurrió el 16 de febrero de 1995 cuando el Carpo fue telonero de la primera visita al país de los Rolling Stones y el cuarteto subió al escenario de River para hacer cuatro temas: "Sube a mi voiture", "Ruedas de metal", "Susy Cadillac" y "El Forastero".
Con Riff otra vez en la ruta, la proximidad de un nuevo disco estaba latente y eso ocurrió tiempo después con la grabación de Que sea Rock.
"El sitio de Pappo" recuerda cómo surgió aquel último disco de estudio: "Empezamos con Vitico en joda, los dos solos.
Después empezó a venir Boff más seguido. Pero te voy a decir una cosa... Usamos batería electrónica para no tener que soportar a Peyronel (risas), para no verlo. Después, cuando fuimos al estudio, él no sabía los temas pero es un hijo de puta y los tocó de una".
Que sea rock (el álbum negro de Riff) fue editado por el propio sello del grupo (Riff Records) porque las multinacionales hicieron oídos sordos y no se interesaron en lanzarlo, contó en voces con el regreso de Juan García Haymes -el cantante de los comienzos del grupo- y Popart lo recupera con su sonido original ya que al momento de hacer la masterización el mismo estaba impecable.
De aquella placa cuyos temas fueron firmados por los cuatro músicos, salieron clásicos como el que da nombre a la misma; esa oda al cabaret llamada "No obstante lo cual", "Lily Malone", "Mala noche" (cantada por Michel) y contiene canciones con una vuelta de tuerca en el sonido y estilo de la banda como "Sátiros sueltos" y "Vergüenza ajena" que auguraban por un futuro musical con un abanico más amplio. Sin embargo la historia oficial se cerró con aquel álbum que en 2002 se reeditó sumándole un show en vivo en Obras.