Con "G" de ganar, Román "Chocolatito" González y "Triple G" Golovkin, son los que pulsean por la sucesión a la corona de mejor libra por libra del momento, que hasta hace poco pertenecía a Floyd Mayweather. La carrera ya comenzó. ¿Qué tener en cuenta, y cómo definir tan abstracto y subjetivo lauro, cuando hay estilos diametralmente opuestos y tanta paridad?
El boxeo se empecina desde su esencia en buscar al mejor de todos, algo que por diferencia de peso entre sus protagonistas resulta imposible.

Por eso creó una corona empírica, llamada "libra por libra", que no tiene ránking, pero sí algo más fuerte, que es el consenso general.

Supone que igualando todos los pesos en una situación hipotética e ideal, uno de ellos vencería a todos.

Y así como hasta hace poco fue Floyd Mayweather, y en otros tiempos lo fueron Leonard, Hagler, Alí, Tyson, de la Hoya, o JC Chávez –entre los más recientes-, ante el retiro del último rey (Floyd) lo han heredado en la carrera dos púgiles diametralmente opuestos, en estilos y tamaño.

Uno mosca, nicaragüense, de raza negra, llamado Román "Chocolatito" González. El otro, kazajo, blanco y mediano, llamado Gennady Gennadievich "GGG" Golovkin. Uno chiquito, el otro semi grande y de una división históricamente emblemática.

El primero de 28 años y 45-0-0, 38 KO. El segundo de 34 años y 35-0-0, 32 KO.

Ambos coincidieron –no de casualidad- el sábado pasado en la misma velada del Forum de Inglewood de Los Ángeles, a modo comparativo y a la vez promocional de la nueva figura del boxeo mundial, aún sin dueño indiscutido.

Chocolatito venció por puntos al puertorriqueño McWilliams Arroyo y GGG por KO 2 al yanqui Dominic Wade.

¿Quién quedó mejor parado?

Chocolatito dio una cátedra de boxeo los 12 rounds, pero no pudo noquear. Difícilmente haya en el mundo alguien de su estilo depurado, y que –increíblemente- maneje las tres distancias.

Por lo general, un boxeador de gran nivel maneja muy bien una, o a lo sumo dos, según su antropometría. La larga y media, o la media y corta. Pero no las tres en forma eximia como él, como si por alguna razón su cuerpo se amoldara automáticamente, o como si estas no existieran, ya que el rival parece siempre a su alcance.

No yerra golpes y los tira constantemente de principio a fin, como si el combate acabara de empezar, sin dejar baches en su rendimiento, ni hacer planteos tácticos. Sin round de estudio.

Traía una racha de 10 KO consecutivos que se le cortó ahora, pero lo llamativo es que pese a su juventud, y a que está en una categoría muy chica, tiene una prolífica carrera.

Ahora bien, ¿le ganó a algún monstruo? ¿Venció a alguna superfigura? ¿La hay en su categoría? Tal vez al azteca Juan Francisco Estrada, a quien también doblegó por puntos en su mejor victoria, pero tan discutida que se pide una revancha. O a Brian Viloria, a quien venció por KOT 9. El resto tiene el nivel medio de lo que hay. ¿Lo desmerece eso?

Golovkin viene noqueando en serie en sus últimas 22 peleas. ¿Pero es el KO, o la continuidad de los mismos, el parámetro para seleccionar al libra por libra?

Digamos que en el criterio evaluativo interviene un conjunto de cosas: record, espectacularidad, estilo, nivel de oposición, carisma, taquilla. Pero muchos de estos valores -quizás los más importantes- dependen del contexto de cada boxeador.

Por tal motivo, no es lo mismo un púgil que milita en una división de monstruos como lo puede ser actualmente la welter, que en la mosca o las más chicas -de por sí menos atractivas-, donde no suelen abundar los "fuori clasi". Y del mismo modo, una figura en mediano resulta mucho más atractiva y "vendible" que el resto, salvo la pesado.

Pero la victoria de Golovkin, una vez consumada, se desmereció desde algún lugar por considerarse a su rival "falto de equivalencias". ¿Un yanqui invicto de 18-0-0, 12 KO, 3º FIB, 6º AMB, 8º CMB y 14º OMB, es falto de equivalencias, sólo porque Golovkin lo pasó por encima?

Antes del combate se vendió a Wade como "peligroso", por lo tanto, con el diario del lunes no se puede decir lo contrario. Y las equivalencias, fundamentalmente, es algo que se mide antes de una pelea, no después, según el resultado.

El contexto de cada época y las figuras de la misma condicionan el análisis. Y en tal sentido, todo el planeta espera el choque Golovkin -"Canelo" Álvarez –aunque de momento sea el único rival para GGG interesante-, mientras que nadie espera nada con Chocolatito, aunque pueda tener oponentes válidos.

Pero ante todo, el Canelo deberá vencer a Amir Khan el próximo 7 de mayo, cosa que en teoría no le será fácil, lo cual potencia más aún el duelo entre ambos, si es que gana Canelo. ¿Y si pierde? ¿Pasará a ser Khan el hombre señalado para GGG?

En boxeo no hay carácter transitivo. Tal vez ese choque no interese. Pero si el Canelo gana, ¿se hará pronto el cruce con el kazajo, o se darán miles de vueltas, repitiendo la historia de Mayweather-Pacquiao?

Sea como fuere, tras GGG-Canelo tampoco se acabará la vida. Y en el horizonte quizás esperen otros como Daniel Jacobs (campeón AMB), o Billy Joe Saunders (OMB). ¿Y por qué no jugar con una reaparición de Floyd Mayweather queriendo ganar la corona mediano como hizo Leonard contra Hagler?

En el mismo terreno de las especulaciones, mirando a futuro, podría aventurarse que Chocolatito, que fue campeón paja, minimosca y mosca, podría aspirar a una cuarta corona en distintos pesos y saltar a la supermosca para enfrentar al sorprendente pegador japonés Naoya Inoue –verdugo de Omar Narvaes-, quien también reinó en minimosca. Sería un gran duelo de estilos.

Serán estos, un kazajo y un nicaragüense, los principales exponentes de los próximos tiempos. De colarse alguno entre ellos, quizás sea un inglés, el pesado Anthony Joshua (16-0-0, 16 KO, casi todos en el 1º ó 2º round). ¿Y la "potencia" yanqui?

Algo indica que esta vez será el paladar el que guíe de entrada tan abstracta compulsa. Y si vale un adelanto, por alguna razón, Golovkin fue quien protagonizó el fondo estelar el sábado pasado.
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