En febrero se elaborará una preserie de 25 unidades, y entre marzo y abril se inicia la producción.
Villa Luzuriaga es el lugar donde ya está todo preparado para construir el primer auto eléctrico argentino: en febrero se elaborará una preserie de 25 unidades, y entre marzo y abril comenzará la producción, que se apunta a que oscile entre 500 y 600 vehículos anuales.

La presentación del Sero -ese es el nombre del auto- se realizó, como informó este medio, a principios de junio. Su fabricación se realizará en las instalaciones de Dutori Da Dalt ubicadas en Luzuriaga.

El proyecto comenzó en 2012, a partir de una iniciativa de Pablo Naya, propietario de un concesionario automotriz, en sociedad con otros inversionistas; hasta ahora ha demandado 4 millones de dólares. Y a pesar de que las gestiones llevan meses, aún no cuenta con la autorización para circular por las calles de nuestro país, más allá de que se espera que buena parte de la producción sea exportada.

El auto eléctrico matancero tendrá un costo de entre 10 y 12 mil dólares. Cuenta con una autonomía de 120 kilómetros, y la recarga de las baterías requiere, literalmente, enchufarlo a un toma doméstico entre 5 y 7 horas.

Su velocidad máxima será de 45 kilómetros y podrá transportar 2 personas. Sus dimensiones son 2,35 metros de largo, 1,32 metros de ancho y 1,56 metros de alto. Pesa 448 kilos con baterías y 343 sin ellas.

Cuenta con una estructura conformada íntegramente en aluminio de alta resistencia, con laterales son cilindrados, mejorando las eficiencias a las deformaciones por impactos. Estas estructuras se conforman en aluminio consiguiendo optimizar el peso final del vehículo muy necesario para su autonomía.

A partir de la simplicidad de construcción, los primeros vehículos se realizan por zonas de montaje, no por líneas de producción. El montaje de cada unidad está calculada en unas 16 horas hombre.

Las restricciones existentes a las importaciones durante el desarrollo del proyecto obligó a buscar autopartistas nacionales, que en algunos casos, debieron construir piezas exclusivas para el vehículo. De esa manera se logra que el 85 por ciento sean argentinas (elaboradas en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Rosario y Córdoba), una cifra muy destacada, ya que en los vehículos tradicionales, la participación de autopartistas nacionales alcanza en muchos casos a apenas el 30 por ciento; son importados el motor, el controlador y el diferencial, que no se producen en nuestro país.

Como todo vehículo eléctrico, es ecológico, ya que no emite gases, silencioso y sencillo de conducir: para avanzar hay que presionar un pedal y tiene otro para retroceder, ya que carece de caja de cambios.

La elaboración de la preserie -que abarca 25 unidades- tiene por finalidad poner en condiciones el producto para la producción en serie, y disponer eventuales modificaciones. 


Contará con una red de distribución a nivel nacional, que además se ocupará de las reparaciones y el mantenimiento, que por tratarse de una unidad eléctrica es mínimo, ya que no tiene líquidos ni aceite.