En el barrio la conocen como "la Tana" y, como si fuera una cuestión de sangre, su padre fue barrendero al igual que su hermana y su madre. "Ella debe ser una de las primeras", cuenta.
Hace poco más de un año que Salomé Urbani recorre las calles de la ciudad de Buenos Aires con su escobillón, su rastrillo y su cesto. Con la llegada del otoño, empiezan a caer las primeras hojas de los árboles y la Comuna 4 se empieza a teñir de amarillo por la gran cantidad de vegetación. Salomé, como barrendera de la zona disfruta del paisaje, aunque también se encarga de que la acumulación de todas esas hojas no le complique la vida a los vecinos.
Si bien ella hace poco desempeña esta labor, heredó la pasión por su profesión a través de su familia. Como si fuera una cuestión de sangre, previamente su padre fue barrendero. Y su madre. Como así también su hermana. "Entiendo que lo mío fue una cuestión de tradición y legado familiar", cuenta Salomé orgullosa a sus 29 años.
Sin embargo, lo que más la llena de orgullo es tener el antecedente de su madre como barrendera. "Ella debe ser una de las primeras mujeres barrenderas", cuenta.
Y añade: "Es lindo y valioso saber que mi mamá ocupó este cargo, ya que es un trabajo que históricamente fue desempeñado por hombres". Salomé siente que, de cierta manera, todas las mujeres que eligen esta profesión le están abriendo camino a las nuevas generaciones. "No hay que tener miedo, podemos hacer lo mismo", cuenta.
La figura de la barrendera resulta un personaje clave para construir la identidad porteña. Principalmente, la de cada Comuna y barrio. Si bien ella es de Mataderos, cada vez que se acerca a la Comuna 4 para realizar su trabajo se considera como una vecina más. Ella no solamente se encarga de la limpieza de cada calzada, sino que muchas veces funciona como persona de confianza para los habitantes de la zona. Incluso todos los sábados, al recorrer las ferias durante su jornada laboral, ella deja de ser Salomé y pasa a ser "La Tana", por su parecido físico con una de las participantes del famoso reality show televisivo Gran Hermano. "Desde el primer día que aparecí por uno de los parques, los feriantes del lugar me bautizaron así y ya no hubo vuelta atrás", recuerda entre risas.
También comenta que algunos le cuentan sus problemas, sus tristezas y también sus alegrías. Repleta de anécdotas, encuentra en esas escenas cotidianas lo que para ella es una de las cosas más lindas de su labor: conocer a la gente y sus historias.
Un trabajo que no sólo le da esas satisfacciones, sino que también le permitió tener un mejor nivel de vida. Ella, al igual que muchas otras mujeres de la empresa donde trabaja, es sostén de familia y desde que se desempeña como barrendera pudo brindarle más oportunidades y tiempo de calidad a su hija de 10 años. Algo que hacía mucho tiempo no conseguía.
Si bien muchas de las cosas que Salomé hace, las hace para darle un mejor techo y estudios a su hija, su labor actualmente también le permite continuar con sus estudios. Una de sus metas es poder terminar la carrera de Abogacía para en un futuro poder ejercer.
Actualmente, hay cerca de 2.700 barrenderos y barrenderas, quienes se encargan de limpiar las más 27.000 calles de las 15 comunas de la Ciudad. Además, se llegan a cubrir 48 barrios con los recorridos realizados diariamente en conjunto con el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana porteño.
En general, las tareas son de lunes a sábados de 7 a 13 principalmente, cuando se realiza el barrido de todas las cuadras. Allí va a estar seguramente Salomé o "La Tana" recorriendo la Comuna 4, cada vez más cerca de los vecinos y de cumplir sus sueños.