El equipo de boxeo olímpico de Cuba que intervendrá en Tokio 2021 se enfrentó contra mexicanos profesionales con reglas del boxeo rentado. ¿En qué quedamos?

Si alguna vez -hace casi medio siglo- el rey del boxeo profesional Muhammad Alí no se enfrentó contra el rey del boxeo amateur, el cubano Teófilo Stevenson, no fue por plata –le pegaban un palo verde a cada uno, decían- sino porque Alí quería hacer una pelea a 15 rounds, mientras que Stevenson, 5 combates a 3 asaltos.

Es decir, uno quería reglas profesionales, y el otro amateur. Y murió cada cual con sus convicciones. Desde entonces aún persiste ese dogma entre los puristas del boxeo, de que no es posible compatibilizar ambos campos, sin entender los tiempos que corren.

Entonces “profesionales en el campo amateurs no, porque sería un despropósito”, sostiene entre otros el CMB, y se opone a la inclusión de éstos en los JJOO. ¿Pero amateurs en el campo profesional, sí? ¡Claro! Especialmente si organizan ellos, lo cual señala que la única razón es el interés político y/o económico, no la seguridad de los boxeadores bajo la cual se esconden.

El viernes pasado, en Aguascalientes, México, se enfrentó el equipo cubano de boxeo olímpico que va a competir dentro de un mes en los Juegos de Tokio, contra un equipo de profesionales mexicanos con reglas de boxeo profesional, es decir, sin cabezales ni pecheras, a 6 rounds de 3 x 1, y demás pequeñas diferencias. Lo que extrañó fue la presencia en la transmisión de ESPN –que televisó los combates- y en el propio ring, del mismísimo presidente del CMB, Mauricio Sulaimán, uno de los máximos detractores de la fusión entre ambos campos con argumentos endebles y antiguos.

Lo que nunca se dijo es que los combates eran de exhibición, y se hizo creer a la gente que eran en serio. Es más; el fallo “oficial” –que no era tal porque no lo había- se daba por televisión, aunque con tarjetas confeccionadas por jueces en serio para la propia emisora. ¿Y después alguien se queja de que la pelea entre Floyd Mayweather y Logan Paul fue una farsa? Habría que haber visto al cubano Dainier Peró dar el paso atrás y frenar las acciones para no noquear al “Niño” Soto Jr.

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Por supuesto –como hasta ahora pasó casi siempre- los cubanos, con sus figuras amateurs algo aburguesadas y a media máquina, como Julio César La Cruz, Arlen López, Yoel Hernández, Yosbani Veitía Soto y Andy Cruz, ganaron todos los duelos, salvo el de Roniel Iglesias, Oro olímpico en Londres 2012, que “empató” contra el azteca Miguel Borrego.

Pero causó hasta gracia escuchar cómo de la noche a la mañana Sulaimán cambió de opinión y avaló esto, pese a que es mucho más desventajoso para un amateur pelear con reglas profesionales que al revés. Claro, la excusa es que estos profesionales mexicanos no eran la creme de la creme, no eran “elite”. ¿Entonces habría que establecer algún tipo de equivalencias para discernir quién sí y quién no podría participar en el olimpismo? ¿Cuál sería el criterio de selección?

Tal parece que mientras el negocio quede en casa y los amateurs puedan robustecer las listas del CMB, todo es posible. Que ellos vengan con nosotros, no nosotros con ellos. E inequívocamente, a medida que transcurría la noche uno iba detectando cuál era el plan, cuando se lo veía a Mauricio subirse al ring a ponerles una medalla de su organismo en el cuello a cada boxeador, como un bautismo sagrado, como un sello de agua.

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