Sabido es que dentro de la crisis del boxeo argentino, lo que escasea -además de campeones mundiales y figuras consulares- son “peleas”, pero de las buenas.
No como espectáculo, que a veces los hay, sino como propuestas. Atrapantes, de esas que generen expectativa y alboroto, que son la sal del boxeo.
Que genere un 1 % de lo que sucede con Mayweather-McGregor, que pese a ser la lucha entre un boxeador y un neófito proveniente de las MMA -por más que sea un deporte de combate-, produce esa adrenalina que lleva a palpitarla, al análisis previo, a deslizar y pedir pronósticos, e incluso hasta a discutirla como tal, porque si bien se hará con reglas boxísticas, McGregor no es boxeador.
Sólo en el boxeo –y especialmente en los Estados Unidos-, se puede permitir violar el reglamento de tal forma que puedan enfrentarse dos personas de diferentes deportes. Sería como si en fútbol se permitiera a un equipo de rugby jugar contra el Barcelona por los puntos, o por una Copa.
En Argentina seguramente no se podría.
Pero acá no existe el negocio tan desarrollado como allá, al punto que por interés baile el mono.
Sin embargo, sin ir más lejos, el sábado pasado, por dos mangos con cincuenta pelearon por el título sudamericano welter vacante en Avellaneda, Santa Fe, , el porteño Jonathan Gastón “Chávez” y el catamarqueño Carlos Chumbita, con triunfo del primero por KOT 9, que ahora es el campeón sudamericano de tal división.
Si tomamos el reglamento y revisamos quiénes eran -en el sentido de sus méritos, más allá de ser poco conocidos ambos a nivel general-, nos llevaríamos una sorpresa, pues descubriríamos que todo cuanto sucedió en el armado del combate titular, fue antirreglamentario.
Gastón figuraba 3º entre los superligeros argentinos, es decir, una división menor que la welter, y Chumbita ¡ni siquiera estaba rankeado! Es decir, pelearon por una corona sudamericana welter dos que no lo eran, y uno de los cuales ni figuraba en el ránking nacional.
Cabe acotarse que los títulos sudamericanos no poseen reglamento propio, pero se regulan por el del país donde se halla su sede, que es Argentina históricamente, por ser el país que más campeones sudamericanos tiene desde años ha, con el 99 % de los casos, a veces el 100.
Y habiendo un título vacante, según el RAB, éste se disputa entre dos púgiles rankeados entre los 3 primeros puestos del escalafón, o bien el 2º contra el 3º y el ganador contra el 1º, orden que puede adulterar la FAB.
Omite –quizás por error- tener en cuenta al campeón de una categoría vecina como posible aspirante a la corona. Con mucha más razón entonces a un rankeado en otra categoría, como era el caso de Gastón, ahora el monarca.
O sea, se resolvió una vacancia sudamericana welter con dos púgiles argentinos que ni siquiera figuraban en su escalafón nacional. La vacancia de un título que se quitó por no defenderse en tiempo y forma, a lo largo de 1 año como estipula el RAB. Es decir, por aplicar sus reglas. Y absurdamente, se llenó violándolas.
Sin embargo, hay algo peor, que es lo verdaderamente malo: era esto, o NADA.
¿Alguien dijo algo? Muchos quizás no lo sabían, ni les interesa saberlo, pero opinan cuando se les canta sobre cuestiones legales.
Si hablamos de reglamento, hablemos de todos ellos. De lo contrario entramos en la variante que cuestionamos, que es darle entidad sólo a una pelea en especial por ser trascendental como Mayweather-McGregor, mientras ni nos importa lo que pasa ante nuestras narices, que por si fuera poco, se televisó.
Ahora bien: ¿quién es el campeón argentino welter, a quien le hubiese correspondido pelear por el sudamericano? Nada menos que “La Joya” Miguel Barrionuevo, el catamarqueño que quizás sea hoy el mejor púgil del país.
¿Se imaginan una pelea entre Barrionuevo y Matthysse por el título sudamericano welter? Imposible. Por razones económicas y hasta empresariales sería una quimera, ya que ambos además de ser manejados por diferentes mánagers, están mirando al exterior, apuntando a títulos mundiales, o a peleas internacionales grossas.
¿Y el 2º, que podría ser otro aspirante a dicho título? Juan José Velasco. ¿Y el 3º, también habilitado para disputar la vacancia? Adrián “El Chucky” Verón. Tampoco parecería viable una pelea entre ellos, ya que cada cual está en la suya.
¿Cabe entonces que estén rankeados, u ostentando coronas nacionales sin defenderlas, ni poder ser incluidos en procesos reglamentarios?
¿Hay manera de solucionar esto? De no ser así, ¿para qué están los reglamentos entonces, si no es para violarlos?
El reglamento argentino -hecho en otra época y pensado para otro contexto-, es demasiado exigente para lo que hay hoy en día. Y respetarlo a rajatabla acabaría con el boxeo, o lo cercenaría tanto que impediría su práctica, por ende, su crecimiento.
Iría por el título argentino de Barrionuevo -ida y vuelta-, y la organizaría su mánager, el uruguayo Sampson Lewkowicz en Catamarca, aunque habría que ver, ya que el mánager del Chucky, Mario Margossián, también querrá hacerla en Santa Cruz, de donde es Verón. No obstante harán una cada uno.
La TV (TyC Sports) está garantizada, porque ambos promotores trabajan con ella, y será el sostén económico que se necesita. ¿Será el punto de partida para el resurgimiento del boxeo argentino?