El día en que asumió oficialmente el cargo de entrenador de la Selección Argentina, Alejandro Sabella citó a Manuel Belgrano y habló, entre otras cosas, de "humildad", "solidaridad" y "sentido de pertenencia". De pronto, el DT comenzaba a dejar al descubierto el rostro de un hombre sensible más allá de la pelota.
Muchos de esos conceptos fueron reafirmados en una extensa y jugosa entrevista que concedió a la revista La Garganta Poderosa, en la que opinó de muchos flagelos de la sociedad y contó de su trabajo en las villas en la década del '70.
El ex técnico de Estudiantes hizo hincapié, por ejemplo, en "cómo muchas veces a las empresas públicas se las llevó a la quiebra para hacerlas privadas. No es casual que en una época a las escuelas públicas se les haya restado posibilidades e inversión; en definitiva, después es el Estado el que tiene que sacar el país a flote ante una crisis, porque los privados no están".
"Estuve en la facultad y los sábados, cuando podía, íbamos a los lugares más carenciados y trabajábamos en zanjas, para levantar una pared; eso fue en el 73, 74... Estaba todo lo que era la Juventud Peronista, los movimientos... Muchas veces no podía porque jugaba en River. Teníamos actividades sociales para colaborar con los que más necesitaban", preció.
Al ser consultado por la urbanización de las villas, comentó que si bien "es una situación que viene de mucho tiempo atrás y lleva su tiempo poder resolverla", hizo un posicionamiento: "En líneas generales, no tengo dudas de que este gobierno es el que más ha pensado en un país federal, distributivo y en el que tengan lugar los que menos tienen".
Pachorra consideró a su vez que "progresismo es una palabra muy amplia, pero (está) más del lado de la solidaridad, de la distribución de la riqueza, de una sociedad más justa, más igualitaria, en la que todos tengamos las misma posibilidades".
La inseguridad: "No soy un especialista, tiene muchas aristas, pero indudablemente cuanto más culto sos o más preparado estás, menos posibilidades hay de entrar en un mundo de la ilegalidad. Siempre digo que hay que ponerse en el lugar del otro. ¿Por qué el otro llega a eso, que infancia vivieron? Muchos tuvieron que pedir en las esquinas o son hijos de padres que no han tenido trabajo".