
El autor fundamenta los motivos por los cuales el objeto de estudio de la Parapsicología debe ser el espíritu.
“¿Qué nombre tiene, en Filosofía, una naturaleza que es inteligente, libre, independiente de la materia y del tiempo?”, así se interrogaba, durante sus clases en el Instituto de Parapsicología de la Universidad del Salvador, el sacerdote jesuita y parapsicólogo, Enrique Novillo Paulí. Para continuar diciendo: “Pienso que a eso tenemos que llamarlo ¨espíritu.¨ Algo inherente a la condición humana.
Entonces podemos afirmar que la Parapsicología es la Ciencia que tiene como objeto de estudio a la realidad espiritual humana. La Parapsicología, a través de sus experimentos de laboratorio prueba, siguiendo la metodología que exige la investigación científica, la existencia del espíritu. Con lo cual está capacitada para dar una respuesta al gran interrogante de todas las filosofías y religiones en todas las culturas y todos los tiempos: ¿termina todo con la muerte o la vida continúa tras haber desencarnado la persona?” Así de apasionante fueron aquellas clases de las que tuve la oportunidad de participar y ser uno de los pocos a quienes, el padre Novillo otorgó el diploma de estudios y experimentos aprobados.
Hoy en día no son pocos los parapsicólogos (entre ellos, quien esto escribe) que definen al objeto de estudio de la Parapsicología como “el espíritu.” En efecto, la Parapsicología entonces se convierte en la disciplina científica capacitada para demostrar que la condición humana incluye -en su definición– un ámbito no físico distinto del psíquico; nos estamos refiriendo al espíritu. Aceptar tal conclusión implica poner en tela de juicio algunos de los más sólidos cimientos de la Ciencia moderna y académica.
Es sencillo. Los experimentos realizados en esta materia demuestran que sea lo que fuere el factor que los provoca tiene las características absolutamente inusuales de prescindir del tiempo, del espacio y de la materia. Esa es, filosóficamente hablando, la definición de espíritu.
Se vuelve interesante transcribir aquí algunos comentarios hechos por Joseph B. Rhine (n. 29 de septiembre de 1895, Pensilvania, Estados Unidos / m. 20 de febrero de 1980, Hillsborough, Carolina del Norte, Estados Unidos ; a quien muchos llaman Padre de la Parapsicología Moderna; pionero de la Parapsicología; fundador del Laboratorio de Parapsicología en la Universidad de Duke, la revista Journal of Parapsychology y la Foundation for Research on the Nature of Man) donde sintetiza estas tres características esenciales de la fenomenología parapsicológica como son la prescindencia del tiempo, la materia y la distancia.
Lo expresa de este modo: "En realidad, lo más asombroso de este nuevo tipo de casos psíquicos es que ellos demuestran ser totalmente independientes del tiempo. (...) Resulta evidente, tanto de los casos espontáneos como de los experimentales, que la percepción extrasensorial general (ESP) no está limitada a ciertas distancias. (...) No podría esperarse que el tiempo ejerciera una influencia limitativa, si el espacio no lo hace. En efecto, se comprueba que el tiempo no ejerce tal influencia".
"El hecho de que las funciones de psi hasta ahora no muestren influencias limitativas de espacio y tiempo revela una diferencia que es tal vez la más fundamental y sin embargo la más contradictoria de todo el universo del conocimiento. Es cosa evidente ahora en forma bastante concluyente en parapsicología, como para no dejar lugar a dudas, que (...) estamos tratando con principios y procesos no físicos". El único rasgo distintivo de esta energía psíquica reside en el hecho de que funciona sin relación restrictiva de ninguna clase (que por lo menos se conozca) ante los criterios de espacio-tiempo-masa. Pero eso es solo repetir que esa energía no es física". (Puede verse más al respecto en los libros de J. B. Rhine “Parapsicología” y en “El Nuevo Mundo de la Mente.)
Lo interesante para nuestro estudio es tomar nota de como Sigmund Freud (1856/1939), creador del Psicoanálisis y de la moderna Psicología de lo Inconsciente, advirtió tal perspectiva, comprendiendo que las características esenciales de la fenomenología entonces llamada “de lo oculto” (hoy Parapsicología) concurría con mucha carga de lo que se entiende, desde antiguo, como “espiritualista” o “místico.”
Siguiendo a Luis Farré (1902/1997) – filósofo español que estuviera radicado en la Argentina hasta su muerte y con quien tuve la oportunidad de conversar en varias ocasiones –son dos términos éstos– “espiritual” y “místico”– que no pueden considerarse sino entramados. En la correspondencia enviada a Carl G. Jung (1875/1961), Freud escribe:"Me he vuelto humilde en las cosas del ocultismo…”
Y ya que hemos mencionado a C. G. Jung quién, además de ser el creador de la Psicología de los Arquetipos, fue un médico psiquiatra muy interesado en los fenómenos parapsicológicos y los aspectos trascendentes humanos, señalemos que él también encontraba cierto tipo de vínculo entre las manifestaciones parapsicológicas extrasensoriales y el ámbito de la espiritualidad.
Una reflexión final, ¿será que la Parapsicología suele ser tan perseguida y desacreditada en espacios académicos precisamente porque demuestra en forma concreta que el ser humano es mucho más que el resultado de reacciones físico/químicas? Es para pensarlo.
Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, magíster en Psicoanálisis, parapsicólogo, filósofo y escritor. www.antoniolasheras.com