La aparición de una nueva variante del coronavirus ha obligado a las autoridades británicas a establecer duras medidas restrictivas en gran parte del Reino Unido por el alarmante incremento de los casos de la covid-19.
Ante la evidencia científica que indica que la nueva cepa acelera hasta un 70 % más la transmisión del virus, el primer ministro británico, Boris Johnson, se vio forzado a modificar los planes de movimiento de la población para esta Navidad, entre críticas de la oposición por no haber tomado antes estas medidas.
Este preocupante nivel de los contagios en Londres y en el sureste de Inglaterra obligó al Ejecutivo a situar a estas áreas a partir de hoy en el nivel 4 de riesgo -grave-, con el cierre de tiendas que venden artículos no esenciales, gimnasios, cines, mientras que se pide a la gente que trabaje desde casa.
Además, las autoridades autonómicas de Gales comunicaron ayer que todo este territorio estará a partir de esta medianoche en total confinamiento, mientras que las reglas flexibles de movimiento en días previos a la Navidad quedan canceladas con excepción del día 25.
En Escocia, la ministra principal, Nicola Sturgeon, anunció que no estarán autorizados los viajes desde Escocia hacia otras naciones británicas y viceversa, mientras que el número de personas que podrán reunirse el día de Navidad es limitado a ocho.
En Irlanda del Norte, las autoridades de esta provincia también anunciaron medidas de confinamiento que entrarán en vigor a partir del 26 de diciembre y se prolongarán durante seis semanas.
Las últimas cifras indican que 534 personas murieron en el último día en el Reino Unido, con lo que el total de fallecidos desde el comienzo de la pandemia asciende a 67.075.
Después de que el Gobierno británico comunicase hace unos días la aparición de la nueva cepa, las autoridades confirmaron que han alertado ya a la Organización Mundial de la Salud (OMS).