Nuestro boxeo, como en la moralista obra del español Francisco de Quevedo, también lucha contra las formas de lo que debe ser y las deformaciones de lo que es, o lo que quiere ser, sin referentes claros, con reglas difusas o cambiantes, y reapariciones poco explicables

Tantas cosas dignas de mención sucedieron el último fin de semana en torno al boxeo argentino, que era injusto dejar afuera a alguna, e imposible ponderar una sobre otra.

La primera de ellas refiere a Israel “Cachito” Pérez, quien reapareció el viernes por la noche en el club Sportivo Barracas, a los 40 años, tras 5 de inactividad, enfrentando al tucumano Diego Neira a 6 vueltas, a quien venció por KOT 3.

El problema es que Cachito es diabético, y no solo eso, sino insulino dependiente, y la diabetes es una de las condiciones de salud incompatible con la práctica del boxeo, según el art. 32.06 inc “C”: “Diabetes en todas sus formas”.

Y el mismo reglamento dice que el boxeador está obligado a comunicarlas ante la autoridad médica, si éstas no la han detectado.

La pregunta –más allá de la polémica que generó su habilitación para combatir- es para qué vuelve Cachito, peleando a 6 vueltas, con las bajas bolsas que se pagan, y con la escasez reinante de rivales y chances. Porque para disputar un título mundial, a esta altura, suena utópico.

Aquí un par de publicaciones donde se da cuenta de su enfermedad, algo que había descubierto antes de su última pelea, casualmente por el título mundial superpluma AMB ante el japonés Takashi Uchiyama (PKOT 9), en la que combatió ya padeciéndola, sin confesarla.

¿Por qué de pronto la FAB lo autorizó, si es que la diabetes no se cura? ¿Será necesario modificar el reglamento? ¿Sentará esto un precedente para otros casos similares?

El Dr. Hugo Rodríguez Papini, médico de la FAB y autor del reglamento médico en 1972 al que reformuló por última vez en el ’84, lo explica: “Desde aquel tiempo a esta parte la medicina ha avanzado muchísimo. Y en especial, en la patología del Sr. Pérez, los adelantos de los medicamentos son de extraordinaria eficacia. Además, hoy en día se sabe que, en el caso de la diabetes, el ejercicio físico mejora el cuadro. Desde hace 7 meses se está siguiendo la evolución de Pérez con estudios indicados por especialistas, y cuando se consideró que estaban dentro de los límites normales, en concordancia con otros cientos de deportistas que padecen la misma patología y continúan su práctica, se lo autorizó. No obstante, su caso sigue en revisión”.

Cabe acotar que el reglamento de la FAB está en un proceso de cambio y actualización de reglas, y muchas de ellas se modificarán o eliminarán, más aun las que refieren a la salud.

El complejo caso Perrín

En la misma velada de Barracas, y en otra buena pelea para el espectador –algo que se viene repitiendo en las últimas semanas- nuevamente estuvo a la orden del día un fallo injusto, que analizando su contexto, enciende alarmas.

Se trata del de Ignacio Perrín, a quien privaron de un triunfo claro frente al bonaerense Reuquén Arce por el título FEDEBOL pluma AMB vacante, dándole un empate inadmisible, que ni el propio Arce esperaba.

Cuando la pelea es tan obvia, dejan de ser tan respetables algunos fallos. Hay un límite visual. Y si bien no fue una paliza, nadie con criterio lógico, aunque no sepa de boxeo, podría opinar que Perrín y Arce empataron el viernes, en un contexto además donde Perrín –ex olímpico y Selección Nacional- era la figura, lo cual, quiérase o no, pesa.

Sin embargo, para dos de los jueces fue 95-95 -el restante, Codutti, 98-92-. Raro. Máxime cuando en teoría se trataba del pupilo del promotor de la velada.

Pero averiguando, resulta que Perrín se maneja solo, sin contrato con nadie. Es más, hasta hace poco peleaba bajo la organización de Osvaldo Rivero, en las que más de una vez lo favorecieron con fallos de peleas que no había ganado, algo también injusto y repudiable.

Esta vez cambió, y lo hizo bajo organización de Mario Margossián, que en realidad maneja a Arce, y no a Perrín, como pensábamos. ¿Casualidad o causalidad? Es más, el promotor subió al ring y como abriendo el paraguas dijo: “yo la vi pareja”.

Indigna pensar que el boxeo argentino, conscientemente o no, fluctúe entre la sobreprotección o el desamparo. Que uno sea visitante en su propia tierra y tenga que noquear o vapulear a su rival para que le reconozcan una victoria, según quién sea el que organice.

Y si bien de nada de esto hay ni habrá jamás pruebas, es imposible que no haya presunciones. Y la presunción es que si tiene cuatro patas, ladra, y mueve la cola, es perro.

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Volvió TNT Maidana

Sábado 28, Los Ángeles, pelea central: Errol Spence Jr vs Shawn Porter, por la unificación de los títulos welter CMB y FIB –ganó Spence en fallo dividido-. Y allí, en una preliminar, Fabián TNT Maidana reaparecía tras su derrota en enero en Mar del Plata, por puntos ante el venezolano Jeider Parra, en lo que fue debut y despedida de la promotora Chino Maidana Promotions.

TNT volvió y venció por KOT 1 al mexicano Ramsés Agatón, 10 derrotas en sus últimas 14 peleas, 6 de ellas antes del límite.

Lo hizo como welter, y no como superligero, tal como aspiran sus manejadores, algo que evidentemente no le calza. Y si lo hace, es a costa de un sacrificio que lo perjudica. Esa costumbre de pensar que cuanto más liviano está un boxeador, más rinde.

Fue KOT y no KO –como se dijo y publicó- porque hubo 3 caídas y el árbitro la paró en la 3ª sin contar. La cuenta hasta 10 es el único gesto que indica que una pelea se termina por KO.

Lo curioso es que Maidana, con la experiencia y el roce internacional que tiene, más cierta costumbre –no como su hermano, claro- de derribar oponentes, no sabe que debe irse al rincón neutral y esperar allí cuando le están contando a su rival.

Lo hizo en la primera caída, pero se fue acercando ilegalmente –el árbitro debe devolverlo al rincón y parar la cuenta-, y en la segunda ¡se fue a su propia esquina! ¿No se lo enseñaron o no lo aprendió? Para tener una idea, es más o menos como en un penal pararse dentro del área chica. ¿Se puede ignorar eso a este nivel?

Y hablando de nivel ¿le sirve un triunfo así, si realmente pretende trascendencia internacional?

El Caso Barrios

El sábado pasado también contó con otra pelea más de Jorge Rodrigo “La Hiena” Barrios, la 3ª desde que salió de la cárcel, con 43 años y 8 de inactividad. Fue en Villa Carlos Paz y venció por puntos en 10 vueltas y fallo dividido a Diego “El Matador” Chaves (con confundir con “La Joya”).

Barrios, que marcha 3º en el ránking argentino superligero, sabe que no volverá a ser campeón del mundo, ni siquiera a tener una chance, salvo un milagro.

Bajó el perfil, no se auto promociona, y sus peleas casi ni se anuncian, como si fuera un fantasma. ¿La razón? Un misterio. ¿Debiera ser al revés? Quién sabe.

Lo único que no se puede discutir es que Barrios vuelve por amor al boxeo, y quizás, por amor propio.

Es como esos hombres que visitan a su amada más allá del tiempo, cuando ya no existe, cuando ya ni hay sexo, hijos, ni herederos. Sólo los recuerdos. Y no hay razón que lo explique, porque sabido es que el corazón tiene razones que ésta no entiende.

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