Cuando el 1 de agosto de 1976 se apagó el pebetero en la ciudad de Montreal, Canadá, los Juegos Olímpicos habían dejado la maravillosa perfección de la rumana Nadia Comaneci, el triunfo en 400 y 800 metros del cubano Alberto Juantorena, un nuevo liderazgo de la Unión Soviética en el medallero y una deuda interminable para el Estado de dos mil millones de dólares. Recién terminó de pagarla en 2006 y con las contribuciones que llegaron desde impuestos al tabaco.
El temor por el caso canadiense siempre sobrevoló en las críticas al momento de la presentación de las candidaturas para albergar la máxima cita del deporte mundial. De la misma manera que la utilidad y la rentabilidad que se le dieron a las instalaciones una vez que la fiesta terminó (por ejemplo, Atenas 2004 y Río de Janeiro 2016).
Esta vez, los miedos se hicieron notar en Lausana. El Comité Olímpico Internacional tiene sólo a dos urbes que pugnan por recibir la llama en 2024 o 2028. A tres años de Tokio 2020, el abanico tiene pocas partes y hay que adelantarse antes de que sea tarde.
Este martes se presentaron ante el presidente del organismo, el alemán Thomas Bach, las autoridades de ambas ciudades. En una sesión ordinaria y sin chances de que la prensa “espíe” se debería aprobar la doble candidatura. Sólo quedará decidir el 13 de septiembre en Lima cuál organizará 2024 y quién tendrá consuelo para 2028.
Pero el panorama demuestra la poca credibilidad ante el olimpismo. Cuando el 7 de septiembre de 2013 en el teatro Colón de Buenos Aires se eligió a la capital de Japón, también Madrid y Estambul habían estado en la terna. Esta vez, cinco firmaron la carta de intención: Hamburgo, Roma, Estambul, Boston y París. Uno a uno se retiraron.
En 2015, los alemanes hicieron un referéndum y el 52% de la población rechazó organizar los Juegos Olímpicos. Un año después, en Roma, la alcaldesa Virginia Raggi desistió para evitar “hipotecar el futuro de la ciudad” debido a que “los italianos todavía pagan deudas de Roma 1960”. En Turquía no se logró el consenso entre los funcionarios y la sociedad: 22 votos a favor de bajar y sólo seis en contra.
"No hemos logrado conseguir que la mayoría de los ciudadanos de Boston apoyen la candidatura a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024", aseguró Scott Blackmun, jefe ejecutivo del Comité Olímpico de Estados Unidos, en declaraciones a The New York Times. Detrás de la decisión de la ciudadanía estuvo el rechazo a un grupo empresario que buscaba atraer más inversiones y a la “deuda, desplazamiento y militarización del espacio público”.
Tras el retiro de esta última, el Comité Olímpico Americano decidió que la que demostró estar acorde en 1932 y 1984 sería nuevamente la mejor opción para 2024.
Rafael Nadal, Elaine Thompson, Dan Carter, Gustavo Kuerten… son varios deportistas y ex deportistas que apoyan la candidatura de la Ciudad de la Luz, que además cuenta con un extra: en 2024 se cumplirá el centenario de los Juegos celebrados en la urbe en 1924 (la primera fue en 1900).
“Estamos orgullosos de contar con estos deportistas que nos apoyan”, manifestó en un comunicado Tony Estanguet, copresidente del comité de candidatura.
La capital francesa cuenta con una red de transporte eficaz e “importantes proyectos de expansión”, detalló el informe publicado por la Comisión de Evaluación del COI el miércoles de la semana pasada.
"Trabajando duro para conseguir los Olímpicos para Estados Unidos (L.A.) ¡Estén atentos!", comentó Donald Trump en su cuenta personal de Twitter. La misma iniciativa tiene el alcalde Eric Garcetti. “Los Ángeles aportaría más al movimiento en 2024, ¿por qué esperar a 2028?”.
Los Ángeles se sustenta en una positiva evaluación que realizó la Comisión, que destacó “97% de estructuras ya existentes o temporales”.
Al diferencia de París, la ciudad californiana optó por no construir una Villa Olímpica y utilizará el campus de la Universidad de California (UCLA).