Antonio Rattín y Daniel Onega, con la camiseta pegada al corazón, reunidos para palpitar y anticipar el Boca-River que se viene. Pasado y presente del gran choque bajo la lupa de dos ex que dejaron huella
Cómo andas? ¡Tanto tiempo!”. Antonio Ubaldo Rattín, ante la diferencia de talla, se agacha para abrazarlo. Daniel Germán Onega sonríe y retribuye. El gesto es un símbolo de época, en donde la rivalidad terminaba en la cancha. A horas de una edición del Boca-River, DIARIO POPULAR los reunió para recordar aquellos viejos buenos tiempos y también, hablar del presente.
-¿Qué representa el clásico?
-Todo. A mí me tocó debutar contra River un 9 de septiembre de 1956. Cuando yo era chico y me destacaba jugando al fútbol, me preguntaban qué iba a ser cuando fuera grande y les decía “jugador de Boca” y que iba a enfrentar a River. Luego eso se hizo realidad. Jugar el clásico era algo imponente. ¡Pagaría por entrar cinco minutos el domingo, aunque sea para mover la pelota! Antes estaba la cancha llena, no había sectores libres, no pasaba nada. La gente dormía en las afueras de la cancha el día anterior. (Rattín)
-Ya en inferiores Boca es el rival a vencer. Yo de pibe era hincha de River, venía de familia. Y estando todavía en Las Parejas soñaba con ser jugador de fútbol y poder jugar en el equipo del cual es hincha y hacerlo en el clásico. Cuando yo era chico no había televisión en el pueblo y escuchaba los partidos por radio. Me tocó también debutar contra Boca, en el año 1966 y por la Copa, en el Monumental. Ganamos 2 a 1. Uno envidia a los que van a jugar el domingo, por el marco que va a haber. Yo jugué Racing-Independiente pero, con todo respeto, River-Boca es inigualable. Uno hubiese querido jugar más de esos clásicos (Onega).
-¿Cuál es el que más recuerdan?
-Uno siempre se acuerda más del primero. Y más, si le toca ganar, como me pasó a mí, fue 2 a 1. Además, enfrenté a Pipo Rossi, que era mi ídolo y a quien siempre traté de imitar (Rattín).
-A uno le pasa lo mismo y más si es con una victoria. Es un partido especial. El debut soñado. Mi hermano vino dos años antes que yo. Jugó un partido en el 57 y a partir del 58 ya fue titular y nosotros veníamos a verlo con mi viejo. Volvía a mi pueblo y en el colegio me preguntaban si los había visto a Carrizo y a Labruna (Onega).
Hagan sus apuestas
-¿Qué partido piensan que puede darse?
-Al hincha de Boca le importa poco que el partido sea bueno o malo, le interesa ganar (Rattín).
-Por lo general no son buenos partidos. River, de visitante, está medio obligado a buscar el resultado. Son amarretes los dos (Onega).
-¿Cómo sienten que llega cada uno?
-No interesa cómo llegués. Es algo aparte, no tiene nada que ver quién viene mejor (Rattín).
-Son partidos especiales. Además, hay motivaciones de adentro y de afuera (Onega).
-¿Quién puede ser el jugador desequilibrante?
-Nosotros tenemos a Riquelme y a Palermo. Son dos jugadores muy importantes, de experiencia. Que el sábado duermen tranquilos. Hay muchos que están ansiosos (Rattín).
-Yo confío mucho en Lamela. Además es alto, grandote, se la banca. Ojalá pueda jugar un par de años, que el hincha lo pudiera disfrutar (Onega).
-¿Cómo ven al fútbol de hoy respecto del de antes?
-Era otro fútbol. El nuestro era deporte hoy es fútbol-negocio (Rattín).
-Hay muchas diferencias. No hace mucho tiempo, ex jugadores de Boca nos invitaron a ex jugadores de River a comer un asado y eso es lindo. Eramos rivales circunstanciales, no éramos enemigos. Cada uno quería ganar, pero había un respeto, había otro tipo de códigos. Si yo le hubiese marcado al árbitro a un rival para que le muestre tarjeta, mis compañeros, al llegar al vestuario, me hubiesen pegado dos bifes. Había referentes para los más chicos como el Rata en Boca o mi hermano en River (Onega).
Uno del otro
-¿Qué fue lo mejor de cada uno?
-Cuando empezó en River, Daniel era un jugador de cinco o seis puntos. Después fue creciendo y llegó a ser de nueve puntos. Se fue haciendo en su club (Rattín).
-El Rata imponía respeto. Me acuerdo que jugaba con Silvero y Silveyra. Una vez me hace una falta el uruguayo, voy corriendo y le dice “ahí te lo mando” y Silvero le contestó “a éste le pongo los huevos de moñito”. Era todo de boquilla, pero te generaba respeto (Onega).
-¿Dónde lo van a vivir?
-Yo el sábado vuelvo de la isla y me voy a verlo a la cancha dos horas antes. Voy al palco presidencial. De local voy siempre (Rattín)
-A mí me pasa lo mismo. De visitante te pueden identificar, te miran a ver si reaccionás, si hay un gol. Lo veré por tele (Onega).