Un dentista cayó en la trampa. Un plomero también. Hubo un locutor nacional que sus imitaciones fueron "como el orto". El mecánico de un lubricentro tampoco encontró manera de zafar. Para ellos no era risas, pero para otros cientos sí, y muchas, a pesar de que algunas llamadas tienen más de treinta años todavía continúan como el "hazmerreír" en videos de YouTube. Así fue el Doctor Tangalanga, un victimario que expuso a sus víctimas ante la vergüenza radiofónica con chistes de por medio y un imaginario constante.
El director Diego Recalde salió en busca de esos populares protagonistas anónimos que hicieron las carcajadas en masa de los escuchas de radio y de los cassettes que se difundían a la velocidad de la luz. El documental "Víctimas de Tangalanga" los saca a luz, les pone un rostro y retrata sus experiencias.
Algunos ancianos, otros fallecidos, pero que sus hijos demuestran lo que fueron las cargadas y la bronca que pasaban sus padres, para luego también caer en la tentación con un simple "¡Qué boludo que fui!".
Recalde realiza un trabajo de campo intenso para rastrear a los personajes: recorre calles, toca timbres, pregunta, repregunta y hasta suplica por una nota o un abrazo. DIARIO POPULAR dialogó con el director, que contó su fanatismo y deseo de llevar al cine a Tangalanga.
-Seguramente fuiste muy fanático
-Era una herida abierta que quería cerrar desde hace años. Cuando era chico lo escuchaba todo el tiempo, hasta me iba a dormir escuchando esos diálogos. Todo el tiempo era así, hasta con mis amigos, que terminábamos con dolor de panza.
-¿Lo pudiste conocer?
-Quise conocerlo, sí. Y lo pude hacer en el ´91, ´92. Pero la verdad es que siempre sentí más curiosidad por saber quiénes eran esas personas, hasta que me decidí por averiguarlo y hacer el documental.
-En la película se nota que tenés una colección, o al menos guardás los cassettes.
-Es que yo lo sigo escuchando en cassette. No lo escucho en los videos de You Tube. Para mí él es sinónimo de clandestinidad.
-Durante la investigación y, sobre todo en el puerta a puerta, ¿Hubo rechazos?
-Y corrés el riesgo de que te puteen, te rechacen, pero pasó algo asombroso, me atendieron muy bien. ¿Sabés por qué creo que és? Porque les di derecho a réplica. Para algunos fue un orgullo haber sido víctima.