El film Mamá se fue de Viaje arranca con la típica escena conyugal cotidiana. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia y, por esta razón, tampoco sorprende que en el primer fin de semana de su estreno la vieron más de 200 mil espectadores. Un film que promete aún más para las vacaciones de invierno porque es una invitación a una salida familiar y, sobre todo, reírse de mamá y papá.
Después de un día agotador, la pareja se va a la cama y allí una vez más Víctor Gabo (Diego Peretti), un padre workaholic, escucha las quejas de su mujer Vera (Carla Peterson), que se la pasa de acá para allá con cuatro chicos, que no tiene vida propia, que está cansada, lo que daría por irse a la m... Ahí, Víctor, harto de los reclamos, interrumpe con la frase que desencadena el conflicto: “¡Sabés lo que daría yo por estar todo el día en casa con los chicos!”.
Lejos de calmar los ánimos, esa frase es el puntapié para la venganza de cualquier madre: la propuesta de cambio de roles. Vera, una abnegada madre que dejó su profesión de abogada para criar a cuatro chicos desde los 2 hasta los 16 años, cumple con su palabra y arma con una amiga un viaje a Machu Picchu. La película no plantea ninguna novedad, pero logra una gran efectividad al retratar a una familia tipo de clase media gracias a las dotes de su director Ariel Winograd, un experto en el rubro de la comedia familiar (Cara de Queso 2006, Mi primera boda 2011,Vino Para Robar 2013,Sin Hijos 2015, Permitidos 2016).
Las notas por la película se iban a realizar en una ronda de prensa, pero por enfermedad de Peretti, que se pescó un brutal cuadro gripal, fue Carla Peterson la que luego accedió a una nota telefónica. De fondo se escuchaba ruido de chicos gritando, aplaudiendo y corriendo de un lado a otro: “Perdonáme, ¿todo bien si hacemos la nota mientras cuido a Gaspar (el hijo con el político.economista Martín Lousteau) en la plaza?”. Cualquier parecido de la película, se insiste, con la realidad no es pura coincidencia. Una escena de cualquier madre que trata de cumplir con la tarea de la crianza del hijo y el trabajo y cualquier hueco viene bien para ir llenando la fichas...
l ¿Estás mimetizada con tu papel en la película?
-No es tan así, Vera deja su carrera por sus cuatro hijos. Se dedica solo a los chicos. No tiene tanto glamour ni es divertida ni excitante. Tiene que maniobrar con cuatro hijos de distintas edades y en el caso de Vera tiene la oportunidad de dejar su trabajo. A la mayoría de las madres que trabajan, les dan unos días de licencia y tienen que hacer magia para estar en todas partes y al mismo tiempo.
l ¿No entrás dentro de este grupo de mamás que salen a trabajar?
-Yo no tengo ninguna conexión con la realidad de Vera. Sí tengo amigas que son mamás como la de la película. Ellas se ocupan de los chicos tengan o no una señora que ayude y sus maridos viajan por el mundo por sus trabajos. Podría ser la historia de mi vida, pero no lo es.
l Pero acompañaste a tu marido en su trabajo como embajador argentino en Nueva York y dejaste un poco tu trabajo.
-Es en parte cierto. Pude ser parte de la película porque tenía pocas escenas, aparezco al principio y al fin. Esos diez de rodaje mi hijo Gaspar se quedó con el padre y la verdad que la casa estaba más ordenada sin mi presencia. Yo en verdad soy más parecida al personaje de Peretti por el desorden. Estuvo bueno que Martín compartiera un tiempo a solas con Gaspar.Es cierto que desde que nació Gaspar bajé el ritmo de trabajo.
l ¿Cuesta dejar al bebé por trabajo?
-Es verdad, no me quería ir, yo lloraba porque nunca lo había dejado solo y eran muchos días. A veces me pasa que tengo ganas de salir al teatro o cine. Con Gaspar soy una mamá poco divertida para él, soy la que le digo cepíllate los dientes. Paso mucho tiempo con él y también busco constantemente hacer cosas divertidas y quiero despertarle la curiosidad por todo.
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