El levantamiento de la tira Fanny, La Fan en Telefé a un mes de su estreno fue el disparador del debate público del estado crítico y casi terminal de la producción de ficción nacional. La situación no deja de ser dramática porque la salida del aire de la comedia que protagonizó Agustina Cherri implicó la caída del 50 por ciento de las tiras en nuestra pantalla vernácula. Sólo quedó al aire Las Estrellas (El Trece). Esta semana, la Televisión Pública hizo algo de justicia al igualar el nivel de producción- aunque siempre se está al borde del abismo- con la nueva tira Cuéntame Cómo Pasó, a las 22.
“La caída data de manera sistemática y sin pausa desde hace cinco años. En los dos último años llegamos al extremo de la extinción de la industria televisiva. Y ya estamos cansados de escuchar voces detractoras cuando pedimos el apoyo estatal a través de una Ley de Ficción. No es un pedido de limosna o de dádiva, la ficción genera identidad y queremos trabajar. Con una ley nos corren con que queremos robar la plata de la medicación para los jubilados, etc. Estamos muy lejos de generar una guerra entre pobres”, sostiene Sergio Vainman, reconocido guionista y presidente del Consejo de Televisión de Argentores, quien encendió las luces de alarma dos años atrás y así y todo señala que “nosotros parecemos monjes locos predicando en el desierto”.
Fanny arrancó el 26 de junio y se levantó y el 21 de julio por bajo rating en Telefé. Desde entonces todos los sectores de lo audiovisual se hacen eco de la medida y todos coinciden en el diagnóstico de alerta sobre las ficciones de producción nacional. El panorama desolador no es de ahora, sino que data de “cinco años atrás y en los últimos dos años literalmente, la industria audiovisual está paralizada”. Frente a esta situación la Multisectorial por el Trabajo, la Ficción y la Industria Audiovisual que aglutina a todos los sectores que compone la televisión desde el año pasado tiene un proyecto para morigerar este problema.
“En el Senado se va a presentar en setiembre una Ley de Ficción. Para que una industria despegue necesita del apoyo y del fomento estatal. No hay dudas, así lo hace Estados Unidos, España, Corea del Sur, Brasil”. Sobre el caso de las turcas que desde hace tres años invaden las pantallas argentinas, Vainman apunta: “La industria de la televisión es una fuente enorme de divisas. Turquía puso una aerolínea directa de Argentina a ese país porque los televidentes quedan fascinados con los paisajes a partir del boom de Las Mil y Una Noches (El Trece, 2015), ni hablar que nuestros espectadores de cine conocen más Nueva York que sus ciudades natales”.
La multisectiorial a la que hace mención Vainman viene armando varios congresos (este año el primero fue en marzo en Buenos Aires, en mayo en Córdoba y en setiembre se hace otra vez en Capital Federal) para concientizar que si no están unidos esta vez la ley no llega. Pero, igualmente, pese a los grandes esfuerzos se hace muy difícil el camino.
Frente a un problema a los mismos involucrados se les pide soluciones y la Multisectorial plantea un camino que en nuestro país tanto el cine como el teatro tuvieron éxito con una ley propia de financiamiento. Esto no quita que no tenga vaivenes, pero lo cierto es que en estos dos ámbitos tienen una ley que los defiende y de ahí en más pueden proyectar un crecimiento.
En la televisión la paralización es casi total y no hace falta probar con números, salta a la vista con sólo observar la grilla de televisión abierta. Telefé ahora no tiene ficción diaria, en setiembre estrena el culebrón Golpe al Corazón. El Trece sigue con Las Estrellas y la Televisión Pública acaba de estrenar Cuéntame Cómo Pasó, que dicho sea de paso es un formato comprado de España y adaptado a nuestra historia. No es cien por ciento argentino. El punto de referencia son dos leyes cuyos resultados con los años demostraron que son efectivas. En 1994 se creó el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y para arrojar números certeros la producción de films, por ejemplo, en 2005 era de 63 películas, en 2012 ascendió a 132 y en 2016 hubo 173 estrenos de los cuales cuatro de ellos (Me Casé con un Boludo, Gilda, El Hilo Rojo y El Ciudadano IIustre) batieron records de audiencia con más de un millón de espectadores cada una.
En el caso de La Ley de Teatro Independiente para la producción, fomento y desarrollo de las tablas se sancionó en el año 1997 y en sus veinte de vigencia se llegó al dato de que el 80 por ciento del desarrollo de la actividad teatral en el país se genera por elencos y grupos de teatro independiente.
Vainman sostiene que para una Ley de Ficción ya tienen un luz en el camino con sus defectos y virtudes. “Los que conformamos la televisión tenemos la ira de los justos porque tenemos las herramientas, que dicho sea de paso se abarataron con el paso del tiempo, y el talento, pero no dónde ponerlas en juego”.
La Ley de Ficción que a más tardar en setiembre presentará la senadora por el partido de Peronismo Federal, Liliana Negre de Alonso en representación de al provincia de San Luis, contempla según Vainman que “el espacio radioeléctrico pertenece al Estado nacional, hay derechos adquiridos y las empresas que alquilen por el tiempo que sea, tienen que cumplir con ciertas obligaciones. Entre ellas, se propone que dejen espacio para la producción de cuota de ficción nacional. No se descubre América, lo hace Brasil, Francia, España, Turquía y algunos países de América Latina”.
En cuanto as la recepción del proyecto de Ley de Ficción aunque lo comanda la senadora Negre de Alonso, Vainman acota que “el anteproyecto fue muy bien recibido en el Congreso, ninguno fue capaz de decir : ‘No estoy de acuerdo’”. La televisión en el mundo es caracterizada como una de las “industrias sin chimenea” y que es capaz de generar otras actividades, como el turismo, merchandising, tendencias de moda y demás. “El circuito económico no termina en un mismo país. El caso más emblemático es el de las tiras turcas, hay un ciclo virtuoso por detrás. Así como la Ley del Teatro Independiente rescató del pozo más grande al que había caído, lo mismo buscamos con la Ley de Ficción. Una ley cumple con la función de proteger”.
La Ley de Medios Audiovisuales en 2009 de la gestión kirchenrista, “nunca contempló a la ficción como ítem -indica Vainman. Se habló de la cuota pantalla de producción nacional. Quedó afuera la ficción y se inundó de ciclos de opinión con cinco tipos alrededor de una mesa, un escritorio y una planta. Nunca hubo la obligación de producción de ficción. Insistimos en un Estado presente como regulador del mercado. Esto no quita que se pueda generar negocios y más dinero. No somos detractores del trabajo como algunos nos etiquetan cuando pedimos intervención del Estado. La televisión no es una actividad de cuatro loquitos amateurs”.
A su vez, ante la crítica sobre los fondos que podrían recibir una vez que se sancione la Ley de Ficción, Vainman asegura que “la telenovela genera entre 300 y 400 puesto de trabajar por una ficción que dure entre ocho y diez meses. Con la ayuda que se reciba no se le quitará dinero a otra actividad. No es verdad que la gente dejó de verdad ficción. El streaming (ver ficción en otras plataformas) creció de manera exponencial. Por eso hay que asistir a la ficción argentina. Por ejemplo, en España las producciones catalanas están bancadas, fomentadas y mantenidas por los catalanes. Nadie regala nada. En nuestro país para sacar a flote a los bancos en 2001 el Estado salió hasta rascar las piedras para que no caigan”.
Frente a los comentarios de algunos empresarios, como Adrián Suar,quien cuando se habla del tema pone sobre el tapete los costos laborales en nuestro país, Vainman lo retruca: “La discusión sobre al industria televisiva excede a la relación entre sector patronal y laboral”
comentar