l Para usted, ¿qué es el miedo?
-Es algo que paraliza. En general, uno siente temor por algo desconocido o algo que conoce y le hizo mal. Por ejemplo, una turbulencia cuando viaja en un avión.
l Cuando se enfrenta a una situación que le provoca temor, ¿cuál es su conducta usual?
-Depende. Si se trata de un bolonqui en una cancha de fútbol, tengo la opción de salir corriendo, pero si la situación se da en un avión, no me queda otra que quedarme quieto. En ese caso, opto por encomendarme a Dios y, por supuesto, al piloto.
l De chico, ¿era miedoso?
-Para nada. Como soy el tercer hijo varón, trataba de imitar lo que hacían mis hermanos. Es más, recuerdo que era bastante mandado.
l ¿Padeció los típicos miedos infantiles como el temor al abandono o el miedo a la oscuridad?
-Nunca. Yo dormía en la misma habitación con mis hermanos mayores y, por ejemplo, si quería dormir con la luz encendida, ellos me cagaban a cachetazos, después me apagaban la luz y se acaba la historia,
l ¿Alguna vez dejó de hacer algo a causa del temor?
-En realidad, nunca intenté hacer alguna de las cosas de riesgo.
l ¿Por miedo?-No las hice pero no por miedo, sino porque soy bastante precavido. Por mi personalidad, siempre trato de mantener los pies firmes sobre la tierra. No los despego, salvo que sea a causa de una cuestión de fuerza mayor, por alguna razón vinculada al laburo o algo por el estilo. No me voy a tirar en paracaídas, ni voy a ir por una ruta con el auto a 200 kilómetros por hora, porque respeto al que llevo a mi lado. No quiero que los que están conmigo pasen un mal momento.
l Si va solo, ¿aprieta a fondo el acelerador?
-Tampoco lo hago, porque me respeto a mí mismo.l Y a usted, ¿qué le parece?
-No lo sé. Lo tendría que pensar. Hasta ahora, siento que no la necesité.
l Para algunos, Argentina es un país inseguro, para otros no; ¿cómo vive el tema de la inseguridad?
-Le doy pelota, porque tengo en claro que es un tema complicado. La inseguridad existe. Casi todo el mundo ha experimentado un hecho de inseguridad. En mi caso, dentro de lo posible, trato de ser precavido.
l ¿Vive con paranoia por ese tema?
-No, pero intento resguardarme.l En el terreno profesional, ¿ha sentido pánico escénico?
-En los momentos previos de salir al aire no tengo miedo, porque me siento muy contenido. Al laburar en grupo y estar con todos los pibes del equipo, por ahí te saca el miedo, tanto en la radio como en la televisión. Eso está muy bueno. Si te toca hacer algo solo es muy probable que sientas miedo, pero estando en banda todo es mucho más sencillo.
l ¿Cuál es su objetivo profesional?
-Tener trabajo y andar más o menos bien rumbeado, no mucho más que eso.
l ¿Y el fin que persiguen sus programas?
-Divertirme y divertir, acompañar y entretener a la gente. Te aseguro que eso es lo que me agradece la gente, cuando me la cruzo por la calle. El punto que vivimos en un medio de humor constante. Casi todo es en chiste y advertimos que eso a la gente le hace bien.
l Cuando está frente a un micrófono o delante de una cámara de televisión, ¿tiene verdadera noción de la cantidad de gente que lo está escuchando o viendo?
-No. Siempre pienso que lo que hago es para mi círculo íntimo. No tengo verdadera noción de lo que sucede con lo que hago. Excepto, cuando voy al interior del país y la gente me saluda. Ahí pienso: "La verdad que lo que hago trasciende".
l ¿En el humor cree que ya está todo inventado y sólo queda espacio para la recreación?
-Me parece que se puede ser original.-De las ganas de trabajar que se tengan. No siempre se puede ser original, pero cuando sale, es genial.