Gisela Barreto deberá comparecer ante el INADI tras sus dichos sobre las infancias trans. Gabriel Rugiero, popularmente conocido como el Brujito Maya, denunció a la ex actriz ante el instituto nacional de discriminación, xenofobia y racismo. "Ella no tiene límites y genera violencia", aseguró.
"Hay que ver qué tomamos por percepción. Un niño, cuando es niño, juega. Cuando juega a que es pájaro no vamos a decir que se percibe como pájaro. El niño imita lo que ve, sigue lo que ve", dijo Gisela Barreto en una entrevista que le hicieron. De inmediato, sus dichos generaron polémica.
"Ella no tiene límites, genera violencia", aseguró a Teleshow el columnista de Radio Rivadavia sobre las palabras de la conductora en el programa de Ulises Jaitt. "Ella dice un montón de barbaridades al comparar la infancia trans con los pájaros, se mete con que en las escuelas haya educación, dice que la ESI (Eduación Sexual Integral) es corrupción".
Con su denuncia ante el INADI, él busca que Gisela "se retracte y que tome formación en diversidad sexual y género para que entienda". A él lo motivo todo lo que tocó vivir en su vida: "Fui agredido física y verbalmente en todos los ámbitos y sus dichos promueven esa violencia, por eso quiero que se capacite y que haga tareas comunitarias, para que sepa las cosas que pasamos. Dichos como los de ella generan discriminación, no se da cuenta de que las palabras son un revólver en la mano’.
A los de Gisela, el Brujito les sumó los dichos del periodista Walter Queijeiro en Bendita: "Él propuso un apartheid, habló contra la ESI, que es para ignorantes como él. A esa gente hay que hacerla tomar cursos y capacitaciones contándole sobre las muertes y la violencia que hay. Enseñar a sus hijos a discriminar va en contra de la Constitución, tenemos una ley de identidad de género, que es de igualdad".
Aun así, él cree que en los últimos años la sociedad avanzó en materia de derechos humanos y entiende que eso se debe a la lucha que dieron todos los colectivos: "Vengo militando desde 1992, que fue la primera Marcha del Orgullo en Buenos Aires, éramos 250 personas".
"Estoy enojado y lo peor es que nadie hace nada, que hay gente que piensa igual que ella. Me siento agraviado en primera persona", dijo, y contó que le llevó años poder superar el miedo que le generaron las agresiones que sufrió.