"Mi característica principal fue siempre el miedo, desde niño. Recuerdo que me daba miedo asomarme abajo de las camas (...) Y de jovencillo peor, por eso he sido pelionero (peleón)", reflexionó Gómez Bolaños en una de las muchas entrevistas que concedió.
Del cuadrilátero a los escenarios
De adolescente, Gómez Bolaños soñaba con ser futbolista y destacó en torneos escolares de boxeo que disputaba a escondidas de su madre. Más tarde, inició estudios de ingeniería pero, a los 22 años, se lanzó a escribir anuncios en una agencia de publicidad y luego debutó como guionista en programas de radio, televisión y cine que alcanzaron fama.
Más tarde, aprovechó la ausencia de algún actor en las grabaciones para hacer sus pinitos frente a las cámaras, gestándose así el comediante que encarnaría los personajes surgidos de su propia imaginación.
A los 40 años, Gómez Bolaños irrumpió en la televisión mexicana con su programa "Chespirito", que con interpretaciones diversas fue transmitido durante 25 años ininterrumpidos en horario estelar. Tras alcanzar inauditos niveles de audiencia fue exportado al resto de América Latina y España.
El comediante también dio vida al pusilánime Chómpiras, un ladronzuelo sin talento, el Doctor Chapatín, que no gustaba que le recordaran que era viejo o al chiflado Chaparrón.
Pero su personaje más celebrado fue el Chavo del Ocho, un niño huérfano y pobre que vivía en una vecindad y que se escudaba en la frase "fue sin querer queriendo" para excusarse de sus travesuras.
Sinsabores del mundo ChespiritoPero la vida itinerante que el éxito trajo a Chespirito acabó con este matrimonio y decidió unirse a Florinda Meza, una actriz que colaboró con él desde sus inicios y lo acompañó hasta el final de sus días.
Uno de los puntos negros de su biografía fueron las amargas disputas con los actores María Antonieta de las Nieves y Carlos Villagrán, quienes buscaron hacer carrera por su cuenta, peleando la autoría y los derechos de sus respectivos personajes, La Chilindrina y Kiko, en pleno el éxito del "Chavo del ocho". Gómez Bolaños había asegurado no guardar rencor a sus compañeros y conservó su característico sentido del humor hasta el final.
"¿Para qué quieren mi perfil si soy más guapo de frente?", se lee en la cabecera de su cuenta de Twitter, que abrió a sus 82 años y que tiene con más de seis millones de seguidores.
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