Silvina Chediek y el productor Eduardo Metzger lanzan una convocatoria para recuperar materiales del ciclo que recorría el país y salía en vivo en tiempos en que no era común.

Los programas pioneros en la televisión de aire argentina quedan grabados en el galpón de la memoria de los televidentes y de los protagonistas. Con el advenimiento de la democracia, soplaban otros vientos y la gente de a pie quería ser protagonistas de su propio destino después de siete años de oscuridad con la dictadura militar. Un joven productor de aquel entonces tenía la idea atravesada desde hacía tiempo sobre un magazine diario de la tarde que conectara todo el país, que fuera federal, y saliera en vivo y en directo. El sueño de Eduardo Metzger se concretó el primero de agosto de 1984 y generó una mística tan penetrante que hasta el día de hoy se respira esos tiempos cuando se recuerda, con justicia, el programa El Espejo (para que la Gente se Mire) a 40 años de un programa que fue un semillero de grandes figuras.

Eduardo Metzger y una de las estrellas que nacieron en ese ciclo y que desde entonces le cambió la vida y profesión, Silvina Chediek, tras la reunión que mantuvieron días atrás surgió la idea de la convocatoria vía Instagram para armar un homenaje a un programa que marcó un camino y sigue aún en el corazón de la gente. Para ello se acaba de lanzar una convocatoria para todos aquellos que puedan aportar su granito de arena en la recuperación de materiales (fotos, videos en VHS) y anécdotas para el aniversario redondo de los 40 años.

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"Fue un programa que marcó un antes y después, recorrimos todo el país, llegamos a lugares donde nunca se había transmitido en vivo, donde su nativos nunca habían visto una cámara de TV. Para los jóvenes no es una gran novedad. No había celulares ni fibra óptica. Por eso en aquel entonces fue una gran proeza su transmisión, batió récords de audiencia de rating, hicimos historia y sabemos que muchos corazones quedaron marcados allá donde dejamos una huella. Nos gustaría que nos envíen los recuerdos a las cuentas de Instagram @elespejo40 y @silvinachediek", propone Chediek en las cuentas de las redes sociales. En ese entonces no existía la tecnología para guardar el material, Metzger comenta que "en aquella época era complicado y difícil guardar el material, era más valiosa la cinta del casette que su contenido, se regrababa encima. Nosotros ahora estamos trabajando sobre dos libros que escribió un fanático de El Espejo, contiene un material riquísimo y valioso para nosotros".

Víctor Hugo Morales, Cesar Mascetti, el productor Luis Chela (que luego se convirtió en el mentor de Susana Giménez en la televisión de los 90, el mayor auge de la diva), Emilio Cartoy Díaz (luego productor de Tato Bores), Juan Alberto Badía, Alejandro Dolina, entre otros, la prestigiosa productora Graciela Demaio y Silvina Chediek participaron en El Espejo. Silvina en esta nota junto a Eduardo Metzger recordó EL Espejo al que ellos hasta el día de hoy no pueden creer por "lo innovador, sorpresivo y milagroso para su transmisión en vivo con camiones gigantes y la conexión vía enlaces con los cables tendidos de la vieja Entel (empresa de telefonía)".

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César Mascetti y Víctor Hugo Morales alternaban en la conducción del programa.

César Mascetti y Víctor Hugo Morales alternaban en la conducción del programa.

¿Por qué a los dos les cambió la vida El Espejo?

Eduardo Metzger: -Yo en los 80 era el productor de Mónica Presenta (por Mónica Cahen DºAnvers). En esa época teníamos un breve segmento buscábamos historias de la ciudad pero quedó trunco porque me echan de Canal 13 los militares. Estaba por irme a Brasil, cuando un amigo (José Pepe Fernández Racca) me invita a almorzar y me pregunta qué necesito para producir; yo para desalentarlo porque creía que no iba a aceptar, le dije la verdad, un millón de dólares. Él quería que me quedara en el país y me acuerdo que le dije que yo era productor nato y para eso se necesitan recursos. Yo no quería comprar un culebrón en Méjico, venderla acá y ganar plata (en ese entonces estaba en boga las tiras con Verónica Castro).

Para mí esto no es producir, es negocio. Un productor vive de la creatividad, ese es su capital. Así que construimos los estudios Colonia en el barrio Parque Patricios, previo a El Espejo hice la campaña audiovisual de Alfonsín. Me ofrecieron seguir con Alfonsín, pero yo quería volver a la tele en democracia con algo distinto. Esa idea que empezó a madurar cuando producía Mónica Presenta se hace realidad con El Espejo en El Trece a las 15. Los primeros tres meses salimos a recorrer los barrios, rescatamos historias y personajes, seguía siendo unir el país y salir en vivo. Ese era el gran logro de El Espejo y por eso marcó un quiebre en la televisión argentina. Tenía un promedio de 16 puntos de rating y en función del lugar e historia registró picos de 26 puntos. Superamos en aquél entonces el karma histórico de la tarde del encendido muy bajo.

Silvina Chediek: -Yo gracias a Eduardo dejé de ser miss Silvina. A mis 22 años era profesora de inglés en el colegio Maryland, para ser la chica nueva del Espejo. ¿Cómo se te ocurrió, Eduardo, aquel delirio que se volvió un clásico de la TV? A los tres meses, cuando salimos a recorrer el país, la lógica televisiva indicaba que había que ir primero a Mar del Plata para cubrir el verano del 1985 pero empezamos por Salta.

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-Fue un programa pionero en buscar y entrevistar a personas con historias que merecían ser contadas y, además, se apostó a figuras nuevas. Por ejemplo, Víctor Hugo Morales, que venía del deporte y vos Silvina, que no eras conocida.

EM: -Quien reposó la mirada en Víctor Hugo fue mi productor Luis Cella, lo venía siguiendo y me dijo que hablaba bien y que podía funcionar. En ese momento, claro que fue una sorpresa: un hombre que venía del fútbol iba a conducir un programa a la tarde en Canal 13 para un público eminentemente femenino y competía con las telenovelas. Nos faltaba conductor y llegó su nombre, cuando lo citamos a una reunión él fue muy claro y directo: “A mí me trajo de Uruguay el productor Julio Moyano a la radio y también me ofreció trabajar en televisión y yo no he aceptado. Yo creo que usted Eduardo tiene algo mejor que ofrecer”. Yo creí que estaba perdido, le cuento la idea y él no me deja terminar. Me dice “bueno, lo hago” y antes que hablara de honorarios me dijo: 'No me importa, usted me va a pagar bien'”.

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El programa recorría el país tras el retorno de la democracia.

El programa recorría el país tras el retorno de la democracia.

SC: -Yo llego a El Espejo de la mano de Víctor Hugo. Me cuentan que él me había visto en el programa de Hugo Guerrero Marthineitz en Canal 9, en mayo de 1984. Él hacía un programa muy exitoso donde se ponía hablar con la gente de la platea del ciclo. En una ocasión fue conmigo y cuando le preguntan a Víctor Hugo qué mujer quiere que lo acompañe, la producción pensaba en una modelo, pero él pidió que me buscaran. Yo era una perfecta desconocida, me vieron con predisposición para aprender y encontré una vocación que no sabía que tenía. Me acuerdo que Luis Cella siempre me decía que nunca me la crea, el entrevistado era todo y eso te educa. Hoy en el periodismo sucede todo lo contrario, el periodista es la estrella y eso es todo lo que está mal.

Como trabajaba todo el día, era la única que volvía a casa cada tres meses, no tenía reemplazo tal como sucedía con los productores y conductores (Victor Hugo y Masccetti se alternaban una semana en el piso y otra de viaje) y cuando llegaba a Buenos Aires me encerraba con la familia y no era consciente que me estaba haciendo conocida. Igual nunca tuve una actitud de diva. Yo soy una agradecida de haber sido parte del programa porque me permitió viajar por todo el país, de punta a punta, me abrió la cabeza, me educó, conocí muy diversas culturas, había mucho para aprender en cada pueblo. Me enamoré de la profesión a los 22 años, sentí y siento mucho orgullo por mi país y ahora a los 62 guardo El Espejo entre nubes de algodón, como uno de los mejores regalos que me dio la vida.

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