Patricio Contreras dice Nicanor Parra es el nuevo espectáculo que desde el último viernes, reencontró al popular actor chileno-argentino a un escenario porteño. En esta oportunidad, el actor y director teatral optó por homenajear al centenario poeta trasandino y cultor de la "antipoesía", de la mano de Alejandro Tantanian y con música de Diego Penelas, en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543).
"Mi vínculo con Parra viene de un libro de sus poesías, 'Obra gruesa', que me regalaron en Chile en 1971, cuando yo estaba haciendo 'Hablemos a calzón quitado', del argentino Guillermo Gentile; para mí es un libro sagrado desde que lo tuve en mis manos", explica Contreras a propósito de su elección.
A diferencia del unipersonal que realizó en 2012, 'Cenizas', en esta ocasión Contreras es acompañado en escena por Felipe Díaz, Juan Gabriel Miño y Camilo Polotto, con textos seleccionados por el protagonista. "A diferencia de aquella obra, ésta se acerca más a la idea del unipersonal, a pesar de que tiene la unidad del autor de los poemas, lindante con el recital de poesía", confía. Feliz con la puesta en escena de Tantanian, quien supo compartir algunas sobremesas con el mayor de los Parra, celebra la tarea compartida. "Tantanian es un director con una intuición extraordinaria, un profundo sentido de la teatralidad y una verdadera inteligencia para fundir los contenidos poéticos en el espacio"."De todos modos, acepta Patricio, estar solo arriba del escenario es arduo, porque uno no está tan seguro de mantener la atención de la gente, capturarla por más de 50 o 60 minutos, ya que no tenés la posibilidad de dialogar, de jugar; estás con vos y el público, que es muy extraño", confirma.
Según Contreras, el público "actúa como una sola persona, a veces 'está pintado' y lo odiamos, a veces viene tosedor y también lo odiamos, pero en definitiva -sostuvo- lo que nos da la verdad es el final, cuando aparece el aplauso a veces insospechado; cuando se tiene la idea de no haber creado la comunión y de repente sí se revela en ese gratificantes aplausos".
El actor ya conocía a la obra de Nicanor, "y mi cercanía con él se debe a que yo era joven cuando él irrumpió con la 'antipoesía', que es lo más joven que acontecía entonces en la poesía hispanoamericana, por lo menos", evoca. Los puntos a favor eran su humor, su lenguaje coloquial, el haberle quitado el almidón y la pompa a la poesía, y todo eso, de un poeta que había formado parte del movimiento "beatnik" en Los Angeles, para un muchacho de 17 o 18 años, resultó una revelación."Así como en Chile la revelación del tango me llegó por el furor de Argentino Ledesma en los 60, mucho antes que Gardel, aunque después el tango me enseñó otros gardeles, mi entrada a la poesía fue por Nicanor, más allá de que en el colegio conocí a Pablo Neruda, Amado Nervo o señores aburridos como Garcilaso de la Vega". A poco de cumplir 40 años de residencia en la Argentina, Contreras afirma que Nicanor fue quien me dio el empuje a participar de un taller literario donde también pretendí ser poeta, como todo chileno que se precie", comenta. "De algún modo, estoy celebrando esas cuatro décadas con él que me ha tenido atado a mis raíces, ya que se sabe que la lengua es la historia de una comunidad y quien mejor la ha representado es este hombre, este Nicanor, que es hoy el chamán de nuestra tribu desde hace años, el que conserva el lenguaje, el que preserva la manera de ser de los chilenos", concluye.
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