El actor abre su corazón y con la lucidez que lo caracteriza realiza un repaso por sus 90 años de vida.

Es dueño de una vasta y probada trayectoria profesional. Ha mantenido una coherencia entre el decir y el hacer. Tiene sus cuentas saldadas. Nunca olvidó su origen. No le da trascendencia a lo material, pero le asigna un gran valor a la palabra empeñada. Piensa que lo que hacemos nos define. Está contento con la vida que lleva. Puede afirmar que es el hombre que quiso ser. Padre de tres hijos, protagonista de inolvidables interpretaciones en cine, teatro y televisión, en el día de su cumpleaños, Pepe Soriano, abre su corazón y con la lucidez que lo caracteriza realiza un repaso por sus 90 años de vida.

-¿Cómo piensa festejar hoy su cumpleaños?

-Debido a los tiempos que corren, vamos a cenar en familia: mi mujer, mi hija, mi hermana y yo.

-¿Cómo describiría el camino que lo trajo hasta este presente?

-No fue fácil. Tuve varias dificultades para ascender en mi carrera. Alguien puede tener un don natural, pero lo común es ir aprendiendo el oficio, entrenar mucho, más allá de los diversos imponderables que se presentan.

-¿En qué punto de su vida se encuentra?

-En el tercer acto del teatro clásico.

-¿En el desenlace?

-Sí. Estoy dejado el espacio que alguna vez tuve.

-En ese sentido, ¿cuál es su deseo?

-Dejarlo con la mayor dignidad posible.

-Lo que hacemos, ¿nos define?

-Sin duda. Yo soy lo que hice y lo que hice es lo que soy.

-Ser actor, ¿lo mejoró como persona?

-Me ayudó mucho pero yo, también, ayudé mucho a mi trabajo. Para mí, el teatro es un hecho mágico que crea bonhomía y mejora la condición personal. Yo le di al teatro lo mejor que tenía. Hice cosas buenas, no tan buenas y regulares, pero siempre con la mayor honestidad y, a veces, cagándome de hambre.

-¿Tiene problemas con eso?

-No, porque gané tantos amigos que si tengo dificultades económicas, seguramente, me van a prestar plata para que siga viviendo y, como corresponde, la devolveré.

-¿Qué lo motiva a hacer lo que hace?

-No es una sola pero, sin duda, la vanidad, la omnipotencia y el déficit afectivo están presentes.

-Cuando lo aplauden en el teatro, ¿qué siente?

-Que me están diciendo: ‘Te quiero’ y eso es algo que todos desean y necesitan. Nadie quiere estar del lado del desprecio.

-¿Es la actuación su mejor refugio?

-Sí. Yo no he hecho otra cosa más que acompañar mi origen.

-Dígame Pepe, cuando se más grande, ¿qué le gustaría ser?

-Yàcuando sea más grande me gustaría ser un buen actor (risas).

"Mi gente es la que pide comida en las calles"

Cuando a Pepe Soriano se le pregunta si es difícil conseguir trabajo como actor a su edad, responde: "En realidad, estoy bastante grande para participar en el oficio de actor, pero soy un sobreviviente. En este aspecto, mi edad me genera algunas dificultades pero, hasta ahora, las vengo superando bastante bien debido a que trabajo con un criterio de autogestión. De hecho, hago ‘El loro calabrés’, hago charlas y estoy armando algo nuevo en base a cosas que he hecho. De alguna manera, trabajo solo, porque no puedo embarcar a gente joven, que están realizando carreras magníficas, en estas cuestiones. Ellos están ocupando un lugar y yo, en esta etapa de mi vida, debo ocupar el lugar que me queda".

Con relación a los obstáculos más difíciles que debe sortear un actor, responde: "Uno de los más grandes inconvenientes a los que nos enfrentamos los actores es la poca importancia histórica que le ha dado la clase dirigente a la enseñanza y al arte. No hemos tenido la repuesta adecuada. Somos nosotros mismos los que luchamos siempre para mejorar la situación general. En verdad, no esperamos mucho del poder ni de los grandes poderes de nuestro país y que tanto aquí como en el mundo no tienen cara".

En cuanto al secreto de su vigencia, devela que consiste en: "No dejar nunca de trabajar y agradecer que me sigan convocado. No se trata de lo que yo hago, sino que los demás vean lo que yo pueda llegar a hacer. Hoy, justamente, en el día de mi cumpleaños estoy muy entusiasmado con la película que estamos terminado de armar que se llama ‘Nocturna, la noche del hombre grande’ realizada por Gonzalo Calzada’.

Soriano piensa que ocupa el lugar que merece y que: "Nadie tiene más de lo que merece, salvo por casualidad. Más allá de los halagos, yo soy un actor, nada más". El actor afirma que su pretensión es, a través de su arte, mejorar la calidad de vida de la gente: "Te aclaro que mi gente es la gente que se amontona en la calle y pide comida. Yo pertenezco a esa gente. Soy uno de ellos. Desde mi condición de actor hago lo que puedo por ellos".

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