Un conmovedor momento se vivió en la mesa de Almorzando con Mirtha Legrand. Fue cuando Ronnie Arias reveló que tuvo cáncer y explicó su noble motivo para no contarlo. El periodista contó que padeció cáncer de garganta hace tres años y que, afortunadamente, ya está recuperado, pero que no lo dijo para preservar a su padre, que sufría la misma enfermedad.
La revelación llegó como una respuesta a Mirtha, quien le preguntó por qué había estado un tanto ausente en los medios de comunicación. "Tuve cáncer de garganta. Estoy repuesto hace tres años, estuve mudo casi un año. En marzo se cumplen tres años de vivo libre de cáncer", afirmó.
"Pasé por momentos súper duros. Pero nunca tuve miedo a que me fuera a morir, sí a quedarme mudo. Hice de todo. Hice medicina china, vidas pasadas, constelación familiar y todos me decían que lo mío era de salud, no psicológico", agregó sobre los tratamientos que realizó.
Respecto a su silencio, dijo que él siempre quiso dar un mensaje esperanzador y preservar a su padre, que sufría la misma enfermedad: "Quería esperar que pasen tres años, que es lo que hay que esperar. Si salís y decís 'tengo cáncer', generás pánico. Si decís 'tuve cáncer, se puede curar, se puede hacer detección temprana', provocás otra cosa. No lo quise decir porque mi papá estaba pasando un momento con el cáncer jodido. Era sumarle una carga a la familia". A comienzos de año, incluso, se habló de un problema en las cuerdas vocales.
Sobre cómo afectó a su vida, contó que siguió con sus actividades, excepto correr. "No dejé de hacer absolutamente nada de lo que hacía. Sólo de correr, porque los rayos me hicieron bajar mucho de peso. A todo aquel al que le digan que los rayos no duelen, es mentira. Duele como la muerte en vida, pero te cura. No hice quimio", aseguró. Hace un año, falleció el padre de Ronnie a los 72 años por esta enfermedad, y Arias contó cómo fue esa despedida: "Él no quería salir del hospital y el médico me decía 'llevatelo porque que se muera en el hospital es lo peor que te puede pasar'.
A la mañana iba, le llevábamos comida, entonces lo saco del hospital y le digo 'ahora sí me puedo quedar a dormir con vos'. Me quedé a dormir con él y cada una de las noches siguientes durmió con cada una de mis hermanas. Y mi hermana Lili fue la que lo acompañó en el último momento y le dio la última inyección. Llegué esa noche, nos juntamos todos y festejamos".
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