Rodolfo Samsó, más conocido como Alacrán, trabaja con Beto Casella en las mañanas de Bien Levantado, en la Rock & Pop, de lunes a viernes de 9 a 13. Siempre con Beto, pasaron por FM Pop y FM Mega, y sumando todas las temporadas juntos van por la catorce.
“Nunca hice algo tanto tiempo, siempre en los laburos esperás que a fin de año se renueve el staff, pero en este caso es un lujo seguir con Beto, que es un amigo. Hasta fue testigo de mi casamiento. Es una suerte laburar con un tipo como Beto porque no es el conductor que trata de pescarte distraído porque no tenés la tarea hecha. El si te ve flojo no te la pide, si te ve filtrado porque tuviste un show la noche antes, no te deja pagando. Su generosidad a través de estos 14 años fue un lujo y lo disfruto”, dice.
El cómico que se hizo famoso tirando papelitos picados para festejar sus chistes y que hizo reír a Tinelli y a sus pares de Peligro Sin Codificar, hace reír prescindiendo de la imagen desde los micrófonos de la 95.9 mhz y busca nuevos horizontes fuera de la actuación: recientemente abrió el Parador Antares en Palermo Hollywood, un bar donde no faltan la cerveza fría y los chistes más calientes. Su labor profesional lo lleva también a animar eventos privados y alimentar su página mundoalacran.com.ar
Pero volviendo a la radio, celebra que en la era Rock&Pop Bien Levantado vaya de 9 a 13. “El horario de 6 a 9 que hacíamos antes te quita vida, no hay manera de acostumbrarte”, dice. Y respecto a cómo estructura su programa cuenta. “Yo tengo una rutina, la armo poniendo adelante chistes actuales, muy frescos. Algo de la crisis, del dólar... y después es la biografía de alacrancito desde que nació hasta hoy. Le pongo a mis chistes mucha desgracia, mucha exageración, mucha suegra. Y el resto es estar atento a lo que surge en la mesa, relajado y pasarla bien. En la radio tengo chistes en la tanda. Y Beto quiere que intervenga en el programa en primera persona, simplemente opinando, dando mi mirada, sin necesidad de ser gracioso, cosa que me saca un peso de encima. Me costó acostumbrarme a no tener la necesidad de hacer reír”, dice quien, desde esa mirada fresca, también lleva adelante un segmento donde va a ver películas y las comenta en radio “sin ser crítico ni mucho menos”, advierte.
En tiempos de cambios de, valores y costumbres, el humor también se reacomoda: “Me tengo que adaptar a los tiempos que corren. Antes resultaban graciosas cosas que hoy son barbaridades: los temas de violencia de género... antes hacías chistes y hoy es un horror. Así como más atrás nos reíamos de los cachetazos de Pepe Biondi o Los Tres Chiflados y hoy es maltrato, algo desagradable. Yo siempre trato de que el chiste que cuento en la radio suene como que no lo habías escuchado. No puedo permitirme que me anticipes por dónde va a ir el remate”, concluye el genial Alacrán.