Le gustaría dar charlas con su historia de vida y volver al show de Tinelli. “Me hizo muy bien el baile porque usé los dos hemisferios del cerebro, me agilicé y eso ayudo a mejorar más el habla”.
Estuvo veinte días en coma a causa de un derrame cerebral. Una larga recuperación la mantuvo alejada del espectáculo pero logró volver. Verónica Perdomo, un fiel ejemplo de que se puede, cuenta en primera persona como fue volver a vivir. Un volver a vivir diferente que hoy disfruta con humildad y dicha. "La vida me dio otra oportunidad de estar viva. Antes iba a mil y me explotó la cabeza. Después de lo que me pasó, fue una bendición volver al medio. Me quedaron secuelas para hablar, todavía no me puedo ver en la tele porque pienso que hablo normal y sé que no es así", admite.

¿Qué te generan las polémicas de la farándula?

-A veces me pregunto para qué se pelean, pero después entiendo que es parte del medio. Y también, entendí que el quilombo es la vida. En la tele todos son muy egocéntricos pero si se pelean, estallan, es porque es el reflejo de la sociedad.

¿Cómo fue el renacer de la pareja?


-En algunos aspectos, soy más sensible. Lo que atravesamos fue muy duro. Antes no éramos una relación demasiado fuerte, me había ido a Chile, estaba muy mal, angustiada. Todo lo que pasó nos unió mucho. Siempre le hago el chiste de que tuve que hacer un derrame para irme a vivir con él. Para el sexo también fue muy difícil. De repente me vi cicatrices que no entendía de donde habían salido. Volver a hacer el amor fue muy fuerte porque sentía que mis genitales no eran míos, que por mi cuerpo habían pasado miles de manos. Estando en coma me hacían masajes, me ponían cremas, hielo para mantener la temperatura y que mi cerebro no haga nada de nada y eso es todo lo que sentí cuando empecé a recuperarme. Una mitad del cuerpo no siente las temperaturas ni el tacto de la misma manera que la otra mitad. A veces, mi novio pasa y me toca y yo no me doy cuenta hasta que no me lo dice.

¿Es difícil conectarte con la otra persona entonces?

-Para mí fue difícil. Para Juan no lo fue porque no se daba cuenta.

¿Cómo está tu salud hoy?

-Gracias a Dios, nunca tomé drogas, alcohol ni hice ninguna pavada para dañarme. Mi cuerpo volvió a ser lo que era antes, se fue recuperando día tras día. No tomo ningún remedio pero sí me hago controles de la sangre.

¿Te quedó algún miedo?

-No, no tengo miedo a volver a vivir un episodio como éste. En realidad, no le tengo miedo a nada porque estuve muy cerca de la muerte y entiendo que es un paso de la vida. Todos nos vamos a terminar yendo, el tema que es qué hacemos mientras estamos yo. ¡Todos podemos todo! Lo más importantes es luchar y hacer. No entiendo cuando la gente está triste y no hace nada: todavía no se dan cuenta de que la vida está para disfrutarla. Si pensás que la vida es rosa, estás en el horno.

¿Con qué soñás?

-Todo lo que quise hacer, luché mucho pero lo hice. Lo que sí, me gustaría es volver a estar en Bailando por un Sueño, si fuese posible con mi novio, darle más bola a mi libro y dar charlas. Me hizo muy bien el baile porque usé los dos hemisferios del cerebro, me agilicé, eso ayudó a que hable más.

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