El Loco dio una charla en la que habló de fútbol, del contexto que rodea a la pelota y, como siempre, de la vida misma. Lujo.

Cada charla de Marcelo Bielsa es una cátedra, una clase universitaria. Hay pocas personas en el mundo del fútbol que sepan interpretarlo y explicarlo con la claridad con que lo hace el Loco. A pocas semanas de volver a trabajar, el rosarino estuvo invitado por la Confederación Brasileña de Fútbol y brindó una interesantísima charla sobre los desarrollos tácticos. Después, se prestó a una ronda de preguntas acompañado por Tite, Fabio Capello y Carlos Alberto Parreira. Dejó varios conceptos. Rescatamos cinco.

"El futbolista es un compañero del trabajo del entrenador, con distintas posibilidades para ejercer la autoridad. El futbolista se merece que se lo forme para mejorarlo en su condición de ser humano. Cuando un jugador es sustituido y manifiesta frente a 50.000 el descontento por la decisión del entrenador, dejemos de lado la ofensa que significa para el compañero ingresante, al que le dice que no merece salir y vos estar donde estás, si no que el rol donde estás: vos merecés estar donde estás. Si el futbolista tiene derecho a decir que el jugador se equivoca cuando lo sustituye, el entrenador tiene derecho a decir "mirá este burro" cuando erra un gol. Entonces, ¿qué grupo sólido se puede construir si los futbolistas rechazan la decisión del entrenador o el entrenador pone en evidencia que el jugador se equivocó?"

"No es lo mismo disciplina y respeto. Disciplina habla de verticalidad, y respeto de horizontalidad. Y la disciplina se aplica con el poder, es decir, que cuando no tiene poder no la puede ejercer más. El respeto, en cambio, se puede ejercer siempre porque es desde la horizontalidad".

"Los procedimientos para mejorar el rendimiento de un futbolista se extendieron de manera proporcionada en casi todos los lugares del mundo. El futbolista sudamericano todavía tiene una ventaja y una desventaja respecto al europeo.El europeo está dispuesto al juego colectivo y a la integración con sus compañeros de equipo para superar al rival. Y los sudamericanos conservan la capacidad de emocionarse. El gran cambio que se va a producir en el fútbol es el desarrollo de la parte amateur del fútbol. La profesionalización del jugador llegó al tope. Pero el jugador profesional para ser buen jugador tiene que tener una gran dosis de amateurismo. Sufrir por perder, tener amor propio frente al error. Los esfuerzos que hago como entrenador los vuelco en que sean adaptables a las necesidades colectivas del grupo. El secreto está en conservar la emoción como potencializadora de virtudes".

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"Yo soy un entrenador que en líneas generales no ha tenido éxito. Eso lo demuestra mi currículum. Lo segundo es que en pocas oportunidades, salvo en la Selección, me tocó dirigir equipos de élite. Entonces, necesariamente el trabajo me reclamó más intervenir en el crecimiento del equipo y en el crecimiento del jugador. Cuando usted tiene grandes jugadores, es suficiente con no molestarlos demasiado. Si no, tiene que intervenir para desarrollarlo. No hay nada que uno pueda priorizar en la forma de ejercer su oficio que indique que ganar es indispensable. Es el eje de la intervención. Yo vivo como un fracaso no haber ganado. Yo gané muy poco. No pude ganar. Uno se va quedando sin argumentos si no gana. Y eso es cierto: los entrenadores, para justificar nuestra realidad, vamos atribuyendo al perfil positivo de nuestra labor. La vamos jerarquizando. Pero lo importante es certificar con éxitos deportivos la gestión de un equipo de fútbol".

"El entrenador qué hace? Convence. Si pudiéramos decir en una palabra lo que hace el entrenador, es convencer. Es difícil. Vos llegás a un lugar y hay 30 miradas críticas que buscan el error. Pero cuando llegás a una Selección no son 30 miradas críticas, son 30 millones de miradas. ¿Cómo convencemos? La palabra y el ejemplo son los dos caminos que tenemos para convencer. Pero el procedimiento educativo más poderoso que tiene la sociedad ya no son las escuelas, son los medios de comunicación, que influyen más que la familia y la escuela, que son los elementos genuinos de educación. Es una vergüenza que los medios de comunicación eduquen a la gente. Porque los medios de comunicación porque tienen intereses específicos, y la educación y la familia tienen expectativas diferentes a los medios. ¿Por qué digo esto? Porque el mismo argumento que se utiliza para amplificar un comportamiento en la victoria, es el que se utiliza para condenar el comportamiento en la derrota. Y lo traduzco: si Neymar recupera la pelota, contraatacamos, hacemos un gol y ganamos ocho partidos seguidos, decimos "ah, colectivizó a Neymar", pero el día que pierda, este burro, en vez de hacerlo jugar a Neymar al lado del arco, lo hace perseguir al marcador rival. Eso se especializan los medios de comunicación: en pervertir a los seres humanos. ¿Y esto donde se verifica? En que lo que te hace importante cuando ganás, es lo mismo que te hace estúpido cuando perdés".

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