El wing de los años 50' habla del fracaso de Suecia 58', critica al fútbol argentino actual, cuenta su experiencia con Di Stéfano y denuncia: "Hay exjugadores que mueren en la miseria".

"Estoy seguro que Argentina hubiera ganado el Mundial de Suecia de 1958 si no se desarmaba el equipo". Antonio Garabal, wing izquierdo de los años 50' y 60' de Selección, aseguró en diálogo con Diario Popular que si el combinado nacional iba con el plantel que un año antes ganó el Sudamericano con la delantera mítica de "Los Carasucias" habría evitado el fracaso (con eliminación en fase de grupos) e incluso dado la vuelta olímpica.

Con la delantera joven y letal Corbatta, Maschio, Angelillo, Sivori y Cruz, Argentina ganó el Sudamericano 57' goleando 8 a 2 a Colombia, 3 a 0 a Ecuador, 4 a 0 a Uruguay, 6 a 2 a Chile y se coronó con un 3 a 0 a Brasil (la base del equipo que después ganó el Mundial). Después, con un equipo suplente, perdió 2 a 1 con Perú.

Sin embargo, Argentina sufrió bajas importantes para el Mundial: el arquero Rogelio Domínguez y los atacantes Maschio, Angelillo y Sivori fueron vendidos al exterior tras el Sudamericano y en ese entonces se estilaba citar a los futbolistas que jugaban en el país y por ende no fueron a la cita máxima.

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Para colmo, los reemplazos no estuvieron a la altura (Amadeo Carrizo y un Ángel Labruna de 40 años entre ellos) y el entrenador Guillermo Stábile tampoco adaptó la idea del equipo para la cita mundialista, con equipos más tácticos y físicos. No se sabe qué hubiera pasado, pero Garabal no tiene dudas.

"Yo era parte de Los Carasucias hasta que fui vendido al Atlético Madrid en la previa del Sudamericano. Fue uno de los mejores equipos que vi en mi vida. Jugábamos de memoria, nos entendíamos con mirarnos, y eso que entrenaba poco la Selección en esos tiempos", aseguró quien es ídolo de Ferrocarril Oeste.

"Brasil salió campeón del mundo y nosotros le habíamos ganado 2 a 1 en el Maracaná (el primer triunfo de la Albiceleste contra la Canarinha en ese estadio) y 3 a 0 en el Sudamericano de Lima apenas un año antes. Fueron campeones ellos, ¿por qué no podíamos ser nosotros?", sentenció Garabal, quien a sus 88 años nos recibió en su casa en Caballito con la memoria intacta y ganas de charlar de fútbol.

-¿Cómo describiría el fútbol argentino de su tiempo con respecto al actual?

-En mi época era muy raro ver un equipo defensivo. También defendíamos, no eramos tontos, pero se le daba la misma importancia a atacar que a defender. ¿Por qué hoy hay más preocupación en defender que en atacar?, ¿hay más miedo a perder que ganas de ganar? Ahora en el fútbol argentino se juega como al básquet sin aros. La gente va a ver el gol y hay que jugar para el gol. Se juega menos y se lucha más.

-¿Había más ambición por ganar en su época?

-¡Pero claro! Si te pagaban por partido ganado. Te pagaban por punto. Por ejemplo, a mi me daban 150 pesos por punto en mi contrato. Te pagaban algo si perdías todos los partidos, pero poco, era un extra importante.

-¿Dejó las Inferiores de San Lorenzo por las de Ferro por una camiseta?

-¿Cómo sabés eso? Sí, yo nací en Boedo y me fui a probar a San Lorenzo y quedé. Con ocho, nueve, diez años iba a jugar con San Lorenzo partidos a las iglesias, al baby fútbol, y siempre nos daban una camiseta celeste, o blanca, pero nunca de San Lorenzo.

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Yo tenía mi simpatía por el club y como nunca nos daban la camiseta del club me enojé y no fui más. Y un día, un sifonero, que me veía jugar en la vereda de mi casa, me preguntó: ¿No querés ir a probarte a Ferro? Y le respondí: "Si me dan la camiseta de Ferro voy". Fui, jugué 20 minutos y me sacaron. Salí triste y de repente hubo un penal y me preguntó el entrenador: "¿Usted se anima a patearlo". Yo le respondí "Sí, como no". Lo pateé mal, pero entró y a la noche fueron a ver a mi viejo y firmó para que juegue en Ferro.

-Empezó siendo de San Lorenzo y luego de Ferro con todo el corazón. ¿Simpatizó por otro equipo?

-Sí, empecé a tener simpatía por San Lorenzo porque era el que representaba a Boedo, después me hice de Boca, porque mi familia y yo eramos bastantes pobres y Boca era humilde, mientras que River ya era "Millonario" y por eso me asocié a mis pares. No porque le tenga rabia a River.

De hecho, es la escuela del fútbol argentino, siempre tuvo unos talentos y una calidad de juego... Boca ha tenido buenos jugadores pero es más garra y corazón y lo que se destaca más es su espíritu...

-Usted jugó en 1955 y 1960 en Boca. ¿Qué recuerda de su paso por allí?

-La hinchada. Yo he visto a Boca estar perdiendo 3 a 0 e incluso 5 a 0 y la hinchada seguía gritando y en los demás equipos son más los insultos que el aliento que baja de la tribuna. Todos gritan "y dale, y dale Boca, dale", y yo creo que si uno está callado lo tiran abajo. Todos con los puños. Me emocionaba ver a la hinchada.

El día que hice mi primer gol en Boca (contra Lanús en un triunfo por 5 a 2) yo grité el gol y no me escuchaba: La Bombonera era todo un grito. Y eso que yo gritaba con todo mis goles. Sentí un apoyo enorme, si no corres es porque no tenés corazón. La hinchada de Boca levanta un muerto. Y la hinchada de Ferro es de las pocas que no tiene un desmadre ni de local ni de visitante.

-¿Cómo se dio su llegada a Boca?

-Hay una linda historia detrás. Le ganamos con Ferro 1 a 0 a River en el Monumental con gol mío. Hay penal para nosotros, lo patea Carlos Lara, tapa Amadeo Carrizo, que da rebote hacía al lado derecho y yo no sé quién me mandó a mí a estar de ese lado, ya que siempre esperaba desde la izquierda, que estaba ahí y tomé el rebote e hice el gol.

Fue a los 20 minutos del segundo tiempo y creo que en los 25 restantes corrí a todos los rivales porque ganar 1 a 0 a River en el Monumental era salir en todos lados y así fue, terminó el partido y parecía un artista. Un periodista me preguntó qué sentía y yo le dije: "Dos cosas. Primero alegría poder darle el triunfo a mi equipo y segundo por darle una manito a Boca para que salga campeón". Quedaban dos fechas. Con esa derrota de River, Boca lo pasó y después salió campeón.

Y por ese gol y declaración, yo llegué a Boca. Ya que Armando (quien era el presidente de Boca) se fijó en mí por ello y me trajo a préstamo en un intercambio con otro jugador.

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-¿Te costó adaptarte a Boca?

-Me pasó que llegué y la dirigencia de Boca no quería que juegue así después Ferro les pedía menos plata para comprar mi pase. Sin embargo, el wing derecho Navarro empezó a andar bajo y la gente me pedía. Entonces, me confesaron que no jugaba por lo que te dije pero que ahora no podía dilatar más mi debut.

Pero no llegué a jugar en ese partido. Es que Cucchiaroni, el wing izquierdo, iba a pasar a la derecha y yo iba a entrar en la izquierda pero Cucchiarioni me expresó: "Antonito, yo voy a ser el culpable de que vos no juegues el domingo, pero no hiciste nada malo. Es que Navarro es el padrino de una de mis hijas y si yo juego de wing derecho, seguramente él no va a jugar más. Y si vos jugas de wing izquierdo yo tampoco en esa posición". Por eso, se negó a cambiar de posición, igual fue un señor y no le guardo rencor. Ya en el 60 pude jugar más.

-¿Qué es Ferro en tu vida?

-Todo. En Ferro fui todo, jugador amateur, profesional, técnico de las Inferiores, de Primera, dirigente y hasta conductor del transporte de los chicos de la Colonia. Fui campeón de la B en 1963 y cuando dábamos la vuelta me dieron una bandera con la inscripción "La Banda de Garabal". Además, gané varios títulos en Inferiores y traje jugadores que después debutaron en Primera como Héctor Cúper. Soy un agradecido de la gente, del club, voy a Ferro y me saludan con una emoción, me siento casi familiar, me quieren, me siento apreciado.

-¿En esos tiempos Ferro se plantaba contra los grandes?

-Sí, tuvimos buenos equipos, donde estuvieron Silvio Marzolini y Antonio Roma, entre otros. Ojo, también era difícil porque sufrimos fallos en contra. A mi me han hecho penales más grandes que la cancha de River de visitante y "¡qué penal!, ¿acá?", me decían los rivales y hasta los árbitros te decían "vaya Garabal, vaya", como diciéndote que vas a pedir...

-¿Y qué siente al ver a Ferro estacado hace tantos años en la "B"?

-Me duele mucho y es una deuda pendiente de los dirigentes devolver al club a Primera División. Y también Ferro tiene que ser protagonista en esta división. Tienen que preocuparse por eso. Como dijo Guardiola, "de tanto estar arriba alguna vez te toca", pero si muchas veces estas abajo, no te va a tocar nunca.

-¿Y actualmente cómo lo ve?

-Creo mucho en Cordon (el actual entrenador), que trabaja con los chicos de Inferiores, que conoce este fútbol, al que habría que traerle uno o dos jugadores de experiencia y uno o dos habilidosos para ayudar a los que ya tiene, por lo menos hay que pelear el campeonato.

-¿Cuál fue el mejor equipo que vio en su vida?

-El Real Madrid de Di Stéfano con la delantera Kopa, Rial, Alfredo, Puskas y Gento. Di Stéfano era magia, una estrella. Yo lo enfrenté con Atlético Madrid. En un partido jugué de wing derecho y marqué un gol de cabeza, pero el referí me anuló por offside. Se equivocó porque creyó que un compañero la tocó y no fue así. Pegó en el palo y entró al arco. Pero antes el Real Madrid era como Boca o River. Ese gol me hubiera metido en la historia del clásico de Madrid y más al haber sido al Madrid de Di Stéfano.

-¿Pudo conocer a Di Stéfano fuera de la cancha?

-Sí, la primera vez lo que lo vi estaba paseando con Lugo y Alfredo estaba tomando un café y nos invitó a su mesa. Vino un joven y le pidió plata o si le podía dar entradas para verlo en la cancha y él le dijo que no de mala manera. Yo lo miré con decepción porque encima el pibe le dijo que era argentino. Él se dio cuenta y me dijo: "Yo sé porque me miras así, pensarás, por qué no lo ayudo, con todo lo que soy y tengo en esta ciudad, pasa que estoy cansado que argentino que viene, me viene a buscar y me pide plata o si lo puedo llevar al Real Madrid, pero trabajo no me pide ninguno". Es más lindo y más decente trabajar que pedir, porque si trabajas no le debes a nada a nadie, si pedis siempre vas a deber. Apenas llegué a Madrid me dijo un hombre de allí: "¿Sos argentino como Di Stéfano? Acá dan dos figuritas de Franco por una de Di Stéfano". Mirá lo importante que era para la ciudad.

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-¿Y qué le vio hacer en una cancha?

-Unas cosas maravillosas. Era inteligente y guapo y tengo una anécdota para cada virtud. Vamos con la de inteligente. Real Madrid jugaba una semifinal de Europa contra Manchester United y fui a la cancha con Alberto Armando, quien justo había comprado mi pase y tenía una posición privilegiada, detrás del banco de suplentes del Madrid.

El entrenador del club inglés le puso un jugador de sobra, Di Stéfano empezó a moverse y el tipo lo seguía para todos lados. No se lo podía despegar. Se lastima uno del equipo inglés y entran a atenderlo y Di Stéfano va al banco y le dice al aguatero: "Dame agua y un limoncito". Tenía al inglés a cinco pasos, y le comentó "ven, ven" mostrandole el agua y el limón, jodiendolo para que salga de la cancha y lo siga hasta el banco.

El inglés no cayó y con el dedo le dijo que no. Luego, se reanudó el partido y Di Stéfano se fue a marcar al libero, que era el jugador que se metía entre los defensores, entonces eran dos del Manchester para marcarlo a él. Y ahí empezó a decirle a sus compañeros de la delantera: "A ver si se avivan que yo tengo dos, alguno de usted tiene que estar libre".

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Empezaron a jugar ellos, hicieron dos goles y después lo liberaron a Di Stéfano y marcó el tercero. Esa es la anécdota de inteligente. Ahora la de guapo: le tocó ir a jugar a Sevilla y un defensor, que tenía musculo hasta en los ojos, le dio un pechazo y lo tiró al césped cuando ambos saltaron a cabecear.

En otra iba a patear y le metió un planchazo. Y luego lo volvió a bajar. Di Stéfano se quedó callado pero en el siguiente córner le pegó un codazo en el higado y en la próxima dividida le dio un cabezazo. "¿Qué estás haciendo?", le dijo el defensor, le contestó "lo mismo que estas haciendo vos" y le replicó "te felicito, estamos a mano". En Sevilla, no en la cancha de él.

"Deberían ayudarnos a los ex-jugadores, muchos mueren en la miseria"

"Pese a que aportamos, muchos ex-jugadores de mi época no tenemos ni obra social, ni jubilación. Una vez preguntamos a Futbolistas Agremiados y nos dijeron que eso no le correspondía a ellos. Deberían ayudarnos, muchos mueren en la ruina, en la miseria", expresó Antonio Garabal.

"El aporte se pagó y los clubes no lo depositaron en Anses, era para que hoy tengamos un ingreso extra para acrecentar nuestra jubilación mínima. Grondona nos respondió en su momento que los clubes no aportaron por la situación de cada club. Pero descontar, nos descontaron y hoy no nos engordan las jubilaciones mínimas que son bajísimas", continuó el wing izquierdo.

Luego, agregó: "Yo creo que se puede hacer cosas por nosotros: descuentos para indumentaria deportiva, farmacias, atención médica. Muchos mueren y murieron en la miseria, como Corbatta. Ahora los jugadores ganan fortuna, pero antes nosotros ganábamos chaucha y lo necesitamos. Yo no lo pido por mí, yo ya tengo mi edad, estoy en el "debe" de la vida, pero hay otros que lo necesitan y hay dejado todo en la cancha. Si no se ocupa Agremiados, me gustaría que aunque sea de la Casa de Futbolista salgan a ayudar que hay cosas que se pueden hacer".

"Algunos clubes podían estar medio complicado, pero algún año tenés que poder poner la plata. O andá pagando de a poco. Nosotros nos dimos cuenta cuando fuimos con los papeles. Nos dijeron que no hubo plata depositada", finalizó Garabal.

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